La Infanta doña Cristina de Borbón y Grecia, hermana del rey Felipe VI, cuñada de la reina Letizia Ortiz y señora de Urdangarin, ha sido imputada por el juez instructor del caso Nóos, José Castro. El amor no es eximente de delito. Ahora se ha descubierto que el matrimonio Urdangarin-Borbón padece una “indigestión millonaria”… Entre las facturas pagadas de forma irregular se observa la predilección de los duques de Palma por la comida japonesa, la cocina marinera y los restaurantes de vanguardia; además de las visitas a hoteles de alto standing. Ahora la hija no aforada del rey padre Juan Carlos podría enfrentarse a una pena de unos 11 años de cárcel si se prueba que es culpable de los delitos fiscales y de blanqueo de capitales que se le imputan.
El juez, tras casi tres años de investigaciones, considera que hay indicios suficientes para sentar en el banquillo de los acusados a la infanta Cristina por la “ingente cantidad de compras” pagadas de forma irregular a través de Aizoon. Así, la ve como cooperadora necesaria de los delitos fiscales y el blanqueo de capitales que supuestamente cometió su marido. Dos delitos que comportan penas de entre 2,5 y 16 años de cárcel.
“Hay sobrados indicios de que Cristina de Borbón ha intervenido, de una parte, lucrándose en su propio beneficio, y, de otra, facilitando los medios para que los hiciera su marido, mediante la colaboración silenciosa de su 50% del capital social, de los fondos ilícitamente ingresados en la entidad mercantil Aizoon”, apunta Castro.
Urdangarin, hostelero antes de ser duque
En la causa del caso Urdangarin descubrimos los gustos gastronómicos de la hermana del rey de España y de Iñaki Urdangarin-también imputado y todavía duque de Palma-. Las facturas presuntamente cargadas a la empresa Aizoon desvelan la predilección del matrimonio por la comida japonesa, la cocina marinera y los restaurantes de vanguardia; además de las visitas a los hoteles de alto standing. Urdangarin siempre tuvo una gran vinculación con el sector hostelero.
En sus inicios “empresariales” antes de casarse con la infanta fue socio del restaurante “El Pou”, rebautizado con el nombre de Osinberri aunque se mantuvo el nombre de la sociedad mercantil Avibo S.A. Algunos proveedores se han puesto en contacto con el GASTRODIARIO parahoreca.com para denunciar supuestos impagos. Aunque al parecer el asunto ya fue denunciado; a la postre el demandante perdió el juicio y tuvo que pagar las costas.
Un restaurante para ir con la novia
Iñaki Urdangarín, antes de casarse con la infanta Cristina de Borbón, era copropietario del Restaurante “El Pou”, junto con otros amigos. El local se fundó en una de las zonas más caras de Barcelona, en el pasaje Lluís Pellicer. La casa de comidas tenía el morbo de poder encontrarte a la pareja Real de moda en la ciudad Condal, con lo cual durante el noviazgo había cola para conseguir una reserva. Los pasteles artesanales de la hermana de Urdangarín se convirtieron en otro de los reclamos del lugar. Sin embargo, los rumores siempre
señalaron que el negocio era un desastre y que se acumularon las deudas. En “El Pou” se reunía la beautiful people del momento, y los compañeros más pijos de Iñaki en su etapa de estudiante de Esade, entonces lo llamaban Chiqui Urdangarín. Con algunos de éstos compañeros figuró como consejero en distintas sociedades creadas en el año 2003 cuando Pascual Maragall logró la presidencia de la Generalitat.
Los barceloneses estaban hartos de verlo cortejar por la zona noble o por el popular barrio de Gràcia junto a su infanta de España. Arreglaron su palacio, vivieron a cuerpo de Reyes y la prensa nunca destapó el origen de tanto lujo hasta que llegó el supuesto exilió a Estados Unidos. Ahora, ante los turbios asuntos destapados la historia podría terminar en drama. En los 90 comenzó el cuento…, érase una vez un joven, rubio, alto y de ojos azules; todo un príncipe del balonmano, ideal para formar una Royal Family feliz a la catalana. Urdangarín figuraba como accionista junto a otros deportistas como Fernando Barbeito o Manuel Doreste, según cuenta la jet catalana conocedora del tinglado. En las tertulias de salón sigue siendo trending topic, los rumores señalan que aunque el negocio hostelero no generaba beneficios, permitía a un círculo de amigos deportistas “disfrutar de un lugar donde comer bien y tomar unas copas a gusto con sus novias, ya que estaba gestionado por ellos mismos”. Dos años más tarde, el restaurante y la empresa fueron comprados por Francisco Javier Echevarría. Al parecer el nuevo dueño tuvo problemas con la Administración, supuestamente por problemas heredados, pero ese es otro capítulo que tendrían que aclarar los implicados.
Urdangarín abandonó el mundo de la hostelería al conocerse su relación con la Infanta Cristina. Además borró las huellas del restaurante de su curriculum vitae oficial donde destaca su carrera deportiva, su faceta como internacional de la Selección española de balonmano y su condición de miembro del Comité Olímpico español. Nunca menciona su experiencia hostelera en los dosieres formativos que entrega en sus conferencias para altos ejecutivos.
El menú de la boda de los duques de Palma
El Palacio de Pedralbes fue el lugar elegido para servir el banquete nupcial. El menú consistió en un aperitivo a base de jamón serrano, muslitos de codorniz y delicias de txistorra y butifarra. De primer plato se sirvió una menestra de verduras al salmón, y de segundo, lubina al vapor. Para los postres se chuparon los dedos con un preludio de chocolate a la crema inglesa, y el pastel nupcial a base de fresas. Hubo vino blanco de Rueda, tinto de Rioja y cava del Penedés. Mil quinientos invitados, con un servicio de 350 personas y cuatro cocinas trabajando a tope. El pasado siempre vuelve. Y hay menús que siempre se recordarán.
Informa Alfredo Muñiz