El bar lleva cerrado diez meses. Se interesó por «el estado de tramitación de un cambio de titularidad para la apertura de un bar con música amplificada» y como no le hicieron caso se cortó un dedo
Los hosteleros están que bufan con la lentitud en la burocracia española, aunque algunos se pasan con las reivindicaciones. Así un hombre decidió cortarse un dedo con un hacha que llevaba escondida en un periódico. Lo que oyen, primero solicitó una entrevista con un miembro del equipo de gobierno para realizar un trámite sobre un bar acusado de meter mucho ruido. El funcionario no debió de hacerle caso y lo derivó al gabinete de la Alcaldía. El caso es que ante la desesperación por su situación económica terminó cortándose un dedo como acto de protesta. Los hechos ocurrieron en el asturiano Ayuntamiento de Avilés. La policía acudió inmediatamente a socorrerle, fueron a un bar situado frente a la casa consistorial y pidieron una bolsa de plástico con hielo para guardar el pedazo de carne. Se trataba del dedo índice de la mano izquierda, el autolesionado dejó el hacha posada en el suelo, y en ningún momento amenazó a nadie. Simplemente puso el trozo de carne encima de la mesa y le dijo al funcionario que se lo diese al concejal para que se acordase de él. Antonio amenaza con amputarse más dedos si no le dan la licencia de apertura después de gastarse una fortuna en obras. «La próxima vez lo haré en la plaza del Ayuntamiento para que se entere todo el mundo de la injusticia que están cometiendo», remata.
La autolesión del hostelero no ocurrió a altas horas de la madrugada después de tomarse unas copas de más. El suceso tuvo lugar sobre las 10:15 de la mañana, según informó la Policía Local. Se trata de un hombre de 46 años, identificado como Antonio S.M, propietario de «Studio 80» un local de copas en el barrio de Sabugo. Un agente le practicó los primeros auxilios y le trasladó al Hospital de San Agustín donde fue atendido de la autolesión. Después se trasladó al HUCA y se intentó reimplantar la falange sin resultado satisfactorio.
Por lo visto, «El establecimiento cuenta con numerosas denuncias por ruidos, por parte de los vecinos, al Ayuntamiento de Avilés y a la Procuradora General del Principado de Asturias», añade el comunicado, que también constata «obras ejecutadas en un patio trasero declaradas ilegales por los servicios técnicos municipales». Así las cosas, el Ayuntamiento ordenó «el cese de la actividad y requiere las medidas correctoras para la puesta en marcha de la actividad». Ante la desesperación en tiempos de crisis el propietario rompió el precinto del establecimiento sin autorización municipal. Como consecuencia de lo sucedido se reiteró la orden de cese de la actividad y se volvió a precintar el establecimiento, repitiéndose en este tiempo las denuncias vecinales.
Tras realizar las medidas correctivas que causaban los problemas de ruidos se solicitó la apertura del local. El expediente se encuentra próximo a su finalización para conceder el cambio de titularidad y el decreto de apertura. El indignado recurrió a la autolesión para acelerar los trámites. Al día siguiente a la mutilación un representante municipal recibió a la señora del afectado para tratar el problema. Según su versión, el matrimonio es víctima de una persecución y se encuentran en una grave situación financiera debido al cierre del local, decretado hace diez meses, que les ha hundido económicamente. Informa Alfredo Muñiz.
