Nueva retransmisión en televisión de una gastro pesadilla asturiana. En esta ocasión Alberto Chicote se trasladó a Luarca para poner orden en el restaurante Brasas, un auténtico desastre. Lo alucinante del asunto es que el exchef del Niemeyer Oscar de las Heras también trabajó en el Brasas. De las Heras diseñó el proyecto ganador presentado al concurso por el actual concesionario Enrique Martínez Ondina. El cocinero abandonó el proyecto escaldado y echando pestes como si estuviera en un infierno, según comentó a nuestra revista. Ahora Oscar de las Heras desvela que antes del “infierno” pasó por la pesadilla que revivió Chicote: “Yo trabajé de Jefe de cocina en el restaurante Brasas hace años y entre los dueños, la hija y el macarra del camarero, cogí mi maletita y me fui”, explica. No me extraña.
Del Brasas al Grasas
Confieso que no aguante el desenlace del gastro show televisivo de Chicote, quedé decepcionado del mal gusto culinario. Una pena que la excelente cocina asturiana se desvirtúe con escenas que muestran lo peor del sector. Hay situaciones que no se arreglan ni con un milagro de la Virgen de Covadonga. Chicote al probar la fideuá de Cabrales, exclamó: “Parece que me estoy comiendo un plato de gusanos”.
Tras degustar los platos, echó un vistazo a la cocina del Brasas, “un almacén de mierda”, comentó. Y para rematar añadió: “este sitio no se tenía que llamar el Brasas, si no el Grasas”. Por lo visto al final se rebautizó como La Mariña. El chef también encontró pimentón con ceniza, Cabrales caducado, una freidora a la que “habría que pegar fuego”, y una campana “con mierda del año 1”, según explica. Hasta aparecieron unas bragas por el almacén, junto al colchón donde la cocinera duerme la siesta. El acabóse del mal gusto. Informa Alfredo Muñiz.
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