«Una copa de whisky y una tortilla de patatas. Una factura de 13,60 euros que jamás pudo abonar», fue la última cena de Rita Barberá, según informa el diario El Mundo. Extraño maridaje.
El suceso ocurrió en el hotel Villa Real de Madrid en la habitación 315. Al medio día, no frecuentaba el Restaurante Bar East 47 del Hotel Villa Real. Un sitio cosmopolita, moderno y en el centro de Madrid con cocina creativa en un ambiente neoyorquino. Por lo visto, desde que Compromís destapó los gastos municipales de la ex alcaldesa – Los gastos gastronómicos de Rita Barberá y su corporación-, Rita vivía obsesionada por llevar una vida austera, «prefería almorzar en el comedor del Senado junto al resto de senadores levantinos (otros muchos le negaban el saludo) con una bandera de la Comunidad Valenciana, o en la asequible Taberna Cascajares, cerca de la Cámara Alta. Para cenar siempre recurría al servicio de habitaciones, aunque sin ser demasiado propensa a las propinas. El minibar ni lo tocaba», explica El Mundo.
Sus adversarios políticos sacaron a la luz 17 facturas de hasta 650 euros por noche en suites de hoteles de cinco estrellas como el Palace. Como consecuencia, «dejó de frecuentar exclusivos restaurantes en Valencia como el Canyar». Y en Madrid solo dormía en el Villa Real donde le daban una oferta de 100 euros más IVA la noche, precio especial para senadores y diputados.
En el morboso reportaje también desvelan que el día de su declaración se había despertado a las cinco de la mañana de tanta tensión y había pedido un café con leche y un cruasán. Pedido que repitió en la mañana del martes pero a las diez de la mañana. Al parecer como no quedaban cruasanes, le subieron dos napolitanas.
Para rematar, nos enteramos que uno de los platos favoritos de Barberá era el tomate pelado con atún. Y la última amenaza, al parecer la senadora envió un SMS a un alto cargo del Interior informándole que había recibido una amenaza de muerte. D.E.P. Relacionado:
Un dirigente de Podemos pide “quemar” a Rita Barberá para calentar a una familia pobre