Durante las fiestas navideñas los reclusos en las prisiones son agasajados con langostinos, salpicón de marisco, paletilla de cordero, piña y surtido navideño. La última cena de Fin de Año en la prisión de Villabona en Asturias en 2011 consistió en langostinos, salmón, solomillo al cabrales, surtido de turrones, piña y las tradicionales doce uvas de la suerte. Al día siguiente celebraron la llegada de 2012 con fabada asturiana, lenguado relleno, pasteles y postres típicos navideños. Los menús especiales se extienden desde Nochebuena hasta el día de Reyes, desayuno con roscón y comida especial. Aunque según informa a PARAHORECA.COM fuentes confidenciales penitenciarias: “Este año hemos rebajado el presupuesto del menú gourmet navideño porque no está el patio para grandes celebraciones”.
En las Navidades 2012 y bienvenida al 2013 las prisiones dedican un “presupuesto especial de 7,30 euros para el menú de cada interno en las fechas señaladas”, al menos así lo asegura personal de una institución madrileña -puede que en otras prisiones tengan costes distintos-.
Díaz Ferrán sin champán ni cava, sólo brinda con refrescos
El menú de Nochebuena en la cárcel de Soto del Real en Madrid, donde se encuentra el empresario Gerardo Díaz Ferrán, consistió en sopa bullabesa con sus gambas, calamares y mejillones. Entremeses: calamares a la romana, gambas rebozadas Orly y empanadillas. Como plato principal, un entrecot de ternera acompañado de ensalada de lechuga, tomate, aceitunas y cangrejo-tronquitos de mar. Y de postre, dulces navideños y una chirimoya. Existen menús especiales para los enfermos diabéticos.
El día de Navidad durante el almuerzo degustaron lomo ibérico, langostinos y cordero, entre otras exquisiteces.
En Fin de Año, los 1.700 internos cenarán langostinos con mayonesa, asado de cordero y la doce uvas de Nochevieja.
El punto débil del menú es el maridaje. Díaz Ferrán no podrá brindar con cava ni con champán francés ni tan siquiera con un tintorro de tetrabrick. Las bebidas en prisión deben ser sin alcohol. Así las cosas, los reclusos sólo se pueden exceder en refrescos. Lo habitual es una Coca-Cola gratis en el menú de fiesta.
Además, cada presidiario tiene un presupuesto semanal de unos 80 € para gastar en el supermercado. Este dinero procede de la familia o del propio encarcelado que puede comprar sus refrescos favoritos para celebrar las fiestas. C´est la vie.