«Todo vale por la audiencia», ese debe de ser el lema de TeleCinco ante la falta de enredos amorosos causada por las prevenciones del coronavirus. La tarde del domingo me quedé atónito viendo como se inventaban una presunta boda de Isabel Preysler y Vargas Llosa en Perú hace tres años. Resulta que, al parecer la pareja visitó una iglesia como cualquier turista, luego disfrutaron de un almuerzo en una carpa con unos amigos en una zona de montaña como podría organizar cualquier turista pudiente. Y va el paparazzi famoso y argumenta que la carpa la montó una empresa especializada en bodas y eventos y que podría tratarse de la boda secreta de Isabel Preysler y Vargas Llosa.
Vamos a ver, en primer lugar una reina de corazones como la Preysler no elegiría para su cuarta boda con un premio Nobel un outfit de vaqueros, zapatillas de deporte y una informal gabardina tres cuartos. En segundo lugar, sorprende que inventen dicha historia y que no aparezca ni su querida Tamara Falcó, ni su adorada Chabeli, ni Enrique, ni Julio Iglesias, ni Ana Boyer.
En tercer lugar, después de tres años, ¿no iba a vender la exclusiva al Hola, boletín oficial del cuore y diario de los Preysler?
La presunta boda no se la cree nadie pero vende y eso es lo importante. El día que se case, si se casa, organizará una boda a lo grande con exclusiva, con modelazo, con flores y con toda la familia al completo.
Del culebrón de las Campos y de las tonterías de los Matamoros prefiero ni hablar…
Y para rematar nos enteramos en Viva la vida que la presentadora Emma García participó en un trío con su marido. Pues vale. ¡Viva la audiencia! Informa Alfredo Muñiz.