Las deudas han provocado que los proveedores no fíen a Aguas Fuensanta. En estos momentos necesita 25 millones de euros para pagar a sus acreedores y un socio capitalista que infunda confianza para seguir adelante. Los rumores del sector apuntan a que una parte de empresa podría ser vendida a la empresa valenciana San Benedetto. Al menos, se escucharon cuchicheos sobre posibles negociaciones con el grupo valenciano para la venta de la embotelladora de Meres. Aunque de momento no se ha confirmado ninguna decisión de compra.
Ante las circunstancias los proveedores de materias primas no les sirven y la planta embotelladora se ve obligada a suspender la producción por falta de recursos. Los bares comentan que ya no les sirven como antes y las existencias disminuyen ante la falta de botellas de plástico, etiquetas y tapones, agotadas en la fábrica. Así las cosas, en pleno verano el agua tan sólo se puede obtener de forma natural rellenando garrafones y botellas de la fuente gratis para los visitantes que acudan a la entrada de la factoría. Los trabajadores confían en que la situación se arregle.
En el sótano de la fábrica de Fuensanta quedan los vestigios de un balneario en ruinas que deja entrever la época de esplendor del manantial.
Fuensanta presentó a principios del pasado mes de junio una solicitud de concurso de acreedores y anunció un redimensionamiento de la empresa para centrarse en las áreas más rentables del negocio. Sin embargo, pese a los recortes internos y a la suspensión de actividades de distribución del grupo cervecero Mahou-San Miguel, las medidas no han tenido éxito.
A la fábrica sin cobrar o al paro…
A los trabajadores de Fuensanta se les adeudan, tres mensualidades y media paga extraordinaria. Ante la falta de liquidez, si se les paga no hay dinero para comprar material.
Relacionado: Aguas de Fuensanta, de los socios Rato y Botín al concurso de acreedores