Los memes entorno a la esposa del presidente del Gobierno y primera dama de España, Begoña Gómez, están haciendo tambalear los cimientos de Moncloa. Hasta tal punto que el juez ha decidido interrogar a Pedro Sánchez como testigo para que explique las reuniones en las que colaboró con la cátedra de su esposa. Ya lo decían los antiguos romanos: “La mujer del César no solo tiene que ser honrada, sino parecerlo”.
¿Dará explicaciones el presidente Sánchez o nos contará un capítulo de Pinocho?
En nuestros tiempos, las lenguas más viperinas susurran: “La mujer del César no llora, la mujer del César factura”. Es verano, así que mejor calladita que en boca cerrada no entran moscas… De vacaciones al palacio de Doñana o a la residencia oficial en Lanzarote; una escapadita a Mallorca para saludar a Leti, y luego ya veremos… Aquí paz y en el cielo gloria.
¿Begoñeas en tu empresa familiar?
El tráfico de influencias es algo aceptado socialmente, el conflicto surge cuando es en beneficio propio. No es lo mismo utilizar influencias por el bien de una nación o de una empresa, o utilizar esas influencias para beneficio propio; para más INRI suele ocurrir con personajes que ya reciben un sueldo con privilegios por realizar su trabajo.
La situación me recuerda la bochornosa práctica de algunos socios en empresas familiares que se aprovechan del patrimonio proindiviso para lucrarse de forma personal. Incluso para crear sociedades paralelas a la empresa holding, que luego integran en la sociedad principal sin conocimiento del resto de herederos. El pelotazo siempre beneficia a los mismos y cuando se destapa la “jodida” realidad, en vez de enmendarse, se creen con la facultad de seguir engañando como práctica habitual.
Unos echaran la culpa del enredo a los fangos mediáticos, otros hasta tienen la caradura de enviar un burofax amenazante. El acabose. El juez será quien dicte sentencia sobre la legalidad o ilegalidad de los actos cometidos. Aunque los principios éticos se han quedado en el tintero o en el fango del olvido. Alfredo Muñiz.