Adiós a la Semana Santa asturiana. El presidente del Principado de Asturias Adrián Barbón ha sido tajante: «Febrero va a ser un mes dramático. Pinchemos ese globo desde ya. Asturias va a sacrificar la Semana Santa. Seguiremos en cierre perimetral hasta el final del estado de alarma, en mayo». Evidentemente, la estrategia del líder astur es anteponer la salud a la economía, pero ¿cómo van a sobrevivir las familias asturianas afectadas por la crisis de la pandemia?, ¿cuántos negocios familiares van a cerrar motivados por dicha decisión?, ¿dónde residen los verdaderos focos de la pandemia?, ¿tendrá efectos positivos la campaña de vacunación?
El Gobierno de Pedro Sánchez parece no estar de acuerdo con la decisión de su socio asturiano. Al menos, así se desprende de las declaraciones de la ministra de Industria, Turismo y Comercio, Reyes Maroto, que prometió el pasado sábado el inicio de los viajes turísticos para Semana Santa. Lo cual es contradictorio con la política socialista del Gobierno regional asturiano.
Ante este caos político, económico y sanitario que se está convirtiendo España, el concejal de Turismo del Ayuntamiento de Oviedo, Alfredo García Quintana, apuesta por «planificar y buscar fórmulas para no perjudicar a sectores como la hostelería y el comercio, que están cumpliendo a rajatabla las medidas sanitarias contra la covid y no son focos de la pandemia».
Respecto a los brotes en residencias de ancianos que ya habían recibido la segunda dosis de la vacuna, y por tanto, se consideraban inmunizados. El presidente regional, Adrián Barbón, justifica el asunto argumentando que la vacuna de Pfizer tiene una eficacia del 95%, y que la especial situación de los mayores en Asturias, que padecen otras patologías vinculadas a la minería y la siderurgia, les hace más vulnerables». Veremos.
Informa Alfredo Muñiz
