Con Begoña a París, con Letizia a Valencia…
Una de las funciones de la primera dama debería ser acompañar al presidente en los momentos más relevantes para el país. Sorprende que Pedro Sánchez se haya escudado en los Reyes de España, don Felipe y doña Letizia, así como en el presidente de la Comunidad Valenciana Carlos Mazón, para acudir con su regimiento de escoltas a visitar a los damnificados valencianos. Y su esposa, Begoña Gómez haya desaparecido del mapa después de su octubre negro con seis varapalos judiciales que quiebran su defensa. Recordemos que protagonizó el rechazo a sus recursos y querellas. Por tanto, la mujer del presidente del Gobierno se enfrenta a una investigación por apropiación indebida e intrusismo por el software de la Universidad Complutense de Madrid.
Así las cosas, no es de extrañar que a Sánchez le saliera el tiro por la culata, ante la evidente incompetencia en la gestión del desastre valenciano. El pueblo manifestó su crispación, y el de Moncloa tuvo que huir ante los insultos y las pedradas de barro. Quería sacar rédito político con su fotógrafo personal y su kit de maquillaje consolador, y terminó como el rosario de la Aurora…
La gran incógnita es: ¿dónde se encontraba su esposa Begoña entretanto?, ¿permanecería en palacio preparando su defensa ante el Juez o se escaparía de fin de semana para celebrar Halloween?
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Escapada a París por 960 euros
En medio del chaparrón, desde Moncloa defienden que la escapada de Sánchez y su mujer a París para disfrutar de la Olimpiada costó tan sólo 960 euros. ¿Sería un chollo de last minute?, ¿se habrán olvidado de cuantificar los gastos que supone el Falcon?, ¿cuál fue el número exacto de acompañantes del presidente del Gobierno y su esposa a la capital francesa en julio?, ¿la cuchipanda parisina por 960 euros fue con crêpes Suzette o llevaban bocadillos de chorizo de Moncloa?
Es evidente la falta de transparencia. El pueblo no es gilipollas que como sabrán el apelativo viene de Don Gil y sus pollas. Un inspector de Hacienda que llevaba a sus hijas a los bailes de alcurnia y no conseguía casarlas porque ni eran guapas ni destacaban por su inteligencia … De ahí que la flor y nata de Madrid susurraba: “Ahí viene Don Gil-y-pollas…”.
En nuestros días, el pueblo no cuchichea sino que expresa sus sentimientos con total educación y a la cara.
“Queremos despido directo de Pedro Sánchez”, propone una espontánea al Rey Felipe durante su estancia en Valencia.
“Tiene que irse este Gobierno”, exclama otra persona ante la tensa mirada de la reina Letizia.
“España ya no tiene mucha pinta de democracia, Majestad”, espeta un disidente.
“Si el pueblo no sale a la calle, este Gobierno no se irá”, remata otro interlocutor.
No es de extrañar que las redes sociales se hayan inundados de mensajes del estilo: @sanchezdimisionahora
Informa Alfredo Muñiz