Las heridas profundas del sanador herido en una empresa familiar
La figura de Quirón nace en la mitología griega. Filira, hija de Océano y Tetis, fue acosada pasionalmente por Kronos. Para evitar el acorralamiento sexual, le pidió a Zeus que la transformara en yegua, intentando así burlar al dios acosador. Por desgracia, cuando Kronos se enteró del engaño, se transformó en caballo y violó a la yegua. De esta unión forzada nació Quirón, un ser con figura de centauro; cabeza, torso y brazos de hombre; con cuerpo y patas de caballo.
La madre, al ver el monstruo que había engendrado, renegó de su hijo. Quirón se refugió en una cueva y tuvo la fortuna de ser adoptado por los dioses Apolo y Atenea.
Apolo fue el más amado de los dioses, vinculado a la música y la adivinación. Siempre bello y joven, fuente de vida y curación, mecenas de las artes y brillante como el sol. Mientras que Atenea era la diosa de la guerra, la sabiduría, la estrategia en combate, de las ciencias y la Justicia.
Con unos padres adoptivos de tal envergadura, Quirón se convirtió en ejemplo de sabiduría y prudencia. Todo lo contrario a sus progenitores naturales, destructivos y violentos. Quirón desarrolló una amplia cultura, dominaba la escritura, la poesía y la música, pero sobre todo, era reconocido como médico sanador. Tan solo tenía una limitación: podía curar a otros, pero no podía curarse a sí mismo. Se dio cuenta de la paradoja cuando Hércules lo hirió con la punta de su lanza envenenada, entonces descubrió que estaba condenado al sufrimiento eterno al ser inmortal.
El sanador herido en la Empresa Familiar actual
En los conflictos ocasionados por la incorrecta sucesión en una Empresa Familiar ocurre algo semejante. Hay líderes que pueden ayudar a otras familias a resolver sus conflictos, pero no pueden sanar el mal de su propia saga. En el siglo XXI, Quirón resucita en multitud de casos. A todos los Quirones les recuerdo que la palabra “quirófano” viene de Quirón, que significa “el que cura con las manos las heridas de otro”. No obstante, tengamos en cuenta que ayudamos cuando el interesado acepta que lo ayudemos. Lo importante es el bien del otro, y no imponer nuestras ideas para que haga lo que nosotros creemos que debe hacer.
El verdadero líder escucha, razona e intenta mediar para contentar a todas las partes. El mediador familiar honesto ayuda cuando su gestión produce madurez, paz, crecimiento, gozo y agradecimiento en el resto de miembros. En caso de tensiones y desasosiego, la relación es tóxica y lo mejor es apartarse de él y buscar otro mediador capaz de centrar a las partes en los intereses comunes. Capaz de unir y sumar, no de dividir.
La otra opción, en caso de enquistamiento, es separarse definitivamente de la familia para llegar a ser feliz. Ayudar a quien atraviesa un momento difícil en la vida es complejo. El sufrimiento cuando se actúa con el corazón provoca heridas psíquicas, espirituales e incluso daños físicos provocados por la ansiedad que genera la injusticia y la incertidumbre. Para poder ayudar a los demás, primero hay que curarse a sí mismos. Un alma endemoniada con prejuicios, egoísmos y envidia es difícil de curar. Transparencia, respeto, claridad, cumplir la legislación vigente y mucho diálogo son las claves para llegar al éxito.
En la novela EL TESTAMENTO DEL GALLO, disponible en Amazon, mostramos personajes caricaturizados que representan el eje del mal y la destrucción familiar de forma cómica. Aunque en la realidad, el sainete puede convertirse en tragedia. Veremos. Informa Alfredo Muñiz.
