Flower Power Ibiza: decepción en el 50 aniversario de Pachá
El ambiente hippie debería ser declarado Patrimonio Cultural de la isla más transgresora de las Pitiusas. No obstante, algún hippie legendario tendría que denunciar la prostitución de su cultura, explotada por el grupo Pachá con su fiesta Flower Power.
El desfile promocional por las calles deja entrever una noche auténticamente hippie. Miles de jóvenes hacen un guiño al movimiento de los sesenta con ropa vintage, flores en el pelo y adornos con símbolos de paz y amor.
La decepción llega a la entrada de la discoteca. Un chico calvo con barbita ejerce de jefe de seguridad dando órdenes de forma autoritaria a diestro y siniestro; provocando al personal con una actitud chulesca, sin ningún espíritu de empatía ni de resolver conflictos in peace and love.
Les voy a relatar un caso vivido en primera persona, por Internet recibí una invitación con un código QR indicándome que estoy en la lista de invitados. Al llegar preguntó a un chico de la organización que se confundió al indicarme la fila que me correspondía para entrar. Como consecuencia, me mandaron cambiarme de cola tres veces. El segurata le comentó a su colega de Pachá que intentaba solucionar de forma amistosa la situación: “Aquí mando yo, que soy el encargado de seguridad que se vaya otra vez a la otra cola”.
Después que su colega me había enviado una cola que no había nadie para entrar, sin jaleo de celebrities ni VIPs. Al final, después de que otro trabajador de Pachá le pidiera con educación que me permitiera pasar por dicho espacio. Se negó de forma rotunda, simplemente por imponer su criterio de jefecillo, creando mal rollo. Pues vale. El que escribe esta columna se disfrazó de hippie y ante la discusión decidió contar hasta diez y repetir el mantra tibetano: “Ommm….”.
Una vez logrado, el acceso al establecimiento un seiscientos iluminado con luces fosforescentes de neón se convierte en otro campo de batalla para obtener de foto que los miles de jovencitos quieren subir a sus redes sociales. Aunque lo peor está por venir, al intentar acceder a la sala principal te encuentras con un auténtico embotellamiento que impide una movilidad segura. El peace and love se ha convertido en un sacacuartos para los jóvenes ansiosos de revivir esa época.
En el escenario desfilan distintos gogos disfrazados con atuendos de hippies, animadores que realizan su labor correctamente pero que han perdido autenticidad.
La organización también explota un taller de maquillaje para los que quieran un look más profesional para una noche “loca”.
En fin, ante un aforo demasiado cargado, decidí cambiar de fiesta y me marché a la Troya en el Club Chinois, antiguo Heart, en el casino de Ibiza.
Informa Alfredo Muñiz.
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