Gambas, ostras, champán, la alcaldesa de Valencia Rita Barberá es una señora con aspecto de gustarle la buena mesa sin preocuparse por la operación bikini, si no más bien por los buenos restaurantes. Así las cosas, ¿les parece extraño que se haya gastado 25.000 euros en naranjas, 80.000 en hoteles y 42.000 en restaurantes con dinero público entre 2010 y 2014? Las facturas de la alcaldía han sido publicadas por el grupo municipal de Compromís. En sus desplazamientos a la capital del reino utiliza la formula del full credit, es decir el “todo incluido” pagado por el contribuyente. Me imagino que como la mayoría de políticos, cargos públicos y trabajadores de empresas que se lo puedan permitir.
Barberá gastó al menos 8.000 euros en hoteles en Madrid durante el periodo reseñado. Y por supuesto, le gustan los hoteles de lujo como a todo hijo de vecino. Así, por una sola noche en una suite junior del Westin Palace para asistir a un desayuno informativo “Forum Europa” desembolsó 685 euros. Además Barberá alquiló un coche que le costó 324 euros, y billetes de tren de ida y vuelta, por 205 euros.
También critican las facturas del hotel de los escoltas durante las vacaciones de la alcaldesa en verano y Pascua. ¿Existe alguna ley para determinar que es ético o razonable para incluir en los gastos de dietas y representación municipal y de otros cargos públicos?
Me cuentan que una alcaldesa de una conocida villa asturiana incluye hasta el café de media mañana…
Rita Barberá se defiende argumentando que todas las facturas están fiscalizadas sin reparos por la Intervención, y que son facturas del conjunto de la corporación. Por otro lado, ha anunciado que los servicios jurídicos estudiarán si su difusión vulnera la Ley de Protección de Datos. Veremos si el asunto queda en un mero cotilleo más sobre derroche público. Ya estamos acostumbrados.

