Cinco kilómetros de mesa y mantel en las calles de la villa asturiana de Avilés para que las 15.000 personas inscritas puedan disfrutar de una comida en la calle. Los soportales fueron las zonas más solicitadas en la cita gastronómica avilesina, aunque los más jóvenes apuestas por el parque de Ferrera, el Carbayedo también se encuentra abarrotad. La fiesta de El Bollo se despide con empanadas, tortillas, fabada, bollos preñaos y demás viandas. Con todo, se vivía ambiente de ”folixa” por los bares, el casco histórico y el parque de Ferrera, convertido en la cita del macro botellón con más de 4.000 jóvenes. A la entrada la policía cachea a los menores para impedir que accedan al parque con bebidas alcohólicas. Sidra escanciada y buen humor es la tónica dominante durante la jornada. Las carrozas es otro de los distintivos de las fiestas de “El Bollo”.
Avilés se viste de fiesta con fabada, empanada y sidra
Más de 5 kilómetros de mesas se montaron en las calles de la ciudad asturiana de Ávilés para un almuerzo de hermandad de 15.000 personas que celebraron la festividad de “El Bollo”.
Un chupito y un frixuelo
Empanadas, empanadillas, tortillas de patata, frixuelos, rosquillas son los manjares más habituales en las mesas. Aunque algunos optan por la clásica paella dominguera en lunes de Pascua, otros se decantan por la típica fabada asturiana, se organizó un concurso para elegir la mejor fabada. La sidra es el maridaje preferido para los miles de comensales en la calle, aunque algunos prefieren vinos y refrescos. La mayoría de comensales prefieren llevar la comida de casa en la fiambrera o en bandejas con fiambres y empanadas. Otros son servidos por los restaurantes de la villa del Adelantado.
En la playa del Carbayedo, bajo el horreo, se expone un bollo de Pascua mantecado enorme que luego es degustado por los comensales de la Asociación de El Horreo.
Además en el parque de Ferrera de la localidad se concentraron unos 5.000 jóvenes que también disfrutaron de una comida campestre al aire libre, sobre toallas y mantas. El ambiente era distinto; los más jóvenes prefieren tirarse sobre la hierba, música tecno y marcha.
Para lograr que toda saliera a la perfección más de cien personas trabajaron durante la noche del domingo al lunes para preparar las mesas, las sillas y las etiquetas del banquete de primavera.
En total se concentraron cerca de 20.000 personas en la comida de la calle de Avilés. Al menos se colocaron casi 15.000 sillas y se estima que en el macro botellón del parque de Ferrera podría haber atraído a 5.000 jóvenes de todo el Principado. El parque se convirtió en una romería al aire libre, con música en directo.
La gastronomía en la calle regada con sidra