¿Qué será más estúpido negar el acceso a unas escrituras públicas o firmar un indulto a los golpistas condenados sin arrepentimiento?

“Todos podemos meter la pata. Pero lo importante es sacarla lo antes posible”, Felipe González en El Hormiguero (26 de mayo de 2021).

En política y en algunas empresas asistimos a la idealización de lo absurdo, promovido por la idiotización del supuesto gran líder.

«El rey borracho», obra de Mario Pavez. 2019

Hace un mes, solicité a una empresa información básica consistente en escrituras públicas, registro retributivo y planes estratégicos. Bajo el principio del derecho a la información, con el objetivo por parte de un accionista de evaluar la situación real de la compañía. Ante la incertidumbre futura, debido a la caída sustancial de beneficios y a las contingencias fiscales, fruto de las cuales se han tenido que pagar dos significativas sanciones a la Hacienda Pública.

Después de más de 35 años trabajando con empresas de diferentes sectores, jamás me habían negado el acceso a este tipo de documentación.

Antes de la pandemia, lo habitual era que el jefe de administración me permitiera revisar dicha información en la oficina principal donde se guarda la documentación. Incluso en algunas empresas me daban unas llaves para que pudiera acceder a la sala de juntas cuando quisiera.

Con la llegada del covid, las citas presenciales se han convertido en vídeo conferencias en su mayoría, y los registros in situ se sustituyen por envíos de información escaneada o por claves para acceder a la información de la empresa a través de Internet. Los menos tecnológicos preparan un dossier de fotocopias. Sea como fuere, una escritura pública está al alcance de cualquiera que lo solicite en el registro mercantil o en el registro de la propiedad. Así las cosas, ¿no les parece turbio, torpe y estúpido negar o poner objeciones a la revisión de las escrituras públicas a una persona interesada en las mismas? Me da igual que sea por lazos de sangre como puede ser el caso de un bien inmueble, o por intereses societarios. Es como si se intentara ocultar lo evidente, al alcance de cualquier periodista en una labor de investigación, que solo tiene que solicitarlo en el registro, y al ser información pública, hasta podría destaparse en prensa con los nombres de los protagonistas.

Mi maestro Jesús Cacho me recordaba: “Alfredo, nosotros como Lola Flores nos debemos a nuestro público y escribimos para el establishment”. Y como predicaba Kant“para esta ilustración tan sólo se requiere libertad y… el hacer uso público de la propia razón en todos los terrenos.”

Aunque hay mentes que la envidia y los prejuicios les corroen y preferirían que permaneciera calladito. «¡Qué le corten la cabeza!», gritó la reina en «Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas». Afortunadamente en España la censura se abolió hace tiempo, sobre todo, si eres el director de un medio de comunicación privado. Y quién sabe, quizás algún día mis novelas se conviertan en películas, recordemos que el 1 de diciembre de 1977 se suprimía en España la censura cinematográfica.

Volvamos al meollo de la cuestión, ¿qué se pretenderá ocultar en unas escrituras públicas?, ¿se fiarían ustedes de alguien que actúa de una forma tan siniestra?, ¿se buscará con dicha reacción una ruptura en las relaciones entre la familia y la empresa?, ¿o simplemente es una conducta fruto de la ignorancia y la estupidez?, ¿o tal vez un gesto de prepotencia del gran líder? No lo sé. Cuando la comunicación es inexistente es complicado llegar a un razonamiento lógico y se suele caer en prejuicios y/o malentendidos.

En una escritura pública no se registra ninguna información confidencial, sino todo lo contrario, como indica su propio nombre. Incluso, aunque la ley o los estatutos pusieran limitaciones, es absurdo, intolerable y tremendamente torpe que no se facilite absolutamente ninguna información después de un mes. Aclaro, realicé una primera solicitud el pasado 3 de mayo, y al no recibir respuesta, volví a formular una segunda solicitud el pasado 10 de mayo, e incluso envié explicaciones del propósito constructivo sobre el uso de la información solicitada.

Respecto al registro retributivo la ley dice claramente que podrá ser solicitado a la empresa por el representante legal de los trabajadores, por tanto, un socio podrá revisarlo sin ningún reparo, igual que los planes estratégicos, indispensables para formar una opinión realista ante la Junta General de Accionistas.

Si actuamos por las malas, siempre saldrá perjudicado el que intenta ocultar la información. Otra vía alternativa más perversa es solicitar el registro retributivo a través del sindicato o del representante legal de los trabajadores. La empresa no se puede negar por dicha vía legal, luego si se actúa con mala fe se podría filtrar a la prensa la odisea ante el asunto. Y con un poco de gracia e ironía, -de lo cual soy un maestro-, hasta podría convertirse en un viral a escala nacional. El gran líder o lideresa se convertiría en el hazmerreír de todo el mundo por su ridiculez a la hora de gestionar un asunto tan absurdo, y encima se terminaría destapando la causa del ocultamiento. Ya veo en los Confidenciales los titulares…, a mis amigos periodistas les encantaría. En fin, no me hagan ser maligno que no es mi intención. ¿No será más sencillo actuar con transparencia y naturalidad permitiendo que se sepa la verdad?, ¿no les parece absurda la actitud negacionista del mentecato de turno?

Veamos lo que opinan los juristas sobre la cuestión: ¿puede un accionista minoritario revisar las escrituras públicas de una sociedad?

Si va al Registro Mercantil no le van a poner ningún inconveniente.

En cualquier caso, cualquier socio puede solicitar – a través del Secretario del Consejo-  que en la Junta se trate de otros asuntos de su interés, y que antes de su celebración se incorporen al Orden del Día. Si la participación no alcanza al menos un 5%, esta petición no es obligatorio atenderla, pero al menos ahí queda. Y aunque solo fuera por educación habría que resolverla de un modo elegante. De igual forma, se tendría que facilitar la información solicitada para poder opinar en la Junta General de Accionistas. Ante la obcecación detectada, formulo la pregunta a nuestro grupo de asesores, expertos en temas jurídicos, qué opinan sobre el acceso a las escrituras públicas de una sociedad por parte de un minoritario.

El maestro de consultores familiares del despacho de abogados y economistas José Antonio de Echagüe Méndez de Vigo explica:

“Alfredo: No mostrar escrituras inscritas en el registro mercantil o en el registro de la propiedad es absurdo. El accionista tiene derecho a ser informado de la gestión de la empresa y de sus actos y contratos de importancia relevante. La forma y circunstancias para ello es otra cuestión. Lo habitual es con motivo de las Juntas o de forma previa a las mismas. Los administradores, o en su caso el Consejo, pueden oponerse a entregar ciertos documentos o escrituras no registradas si hay riesgos para los intereses de la empresa, pero esto no puede ser la norma. Un abrazo. JAE”.

El abogado José Rey manifiesta indignado ante la actitud negativa:

«Es innecesario crear problemas donde no los hay. Continuar con esa opacidad para retrasar lo que por derecho le corresponde, solo sirve para generar desconfianza y crear una bola de nieve de lo que es una gota de agua. Da la impresión de que en lugar de actuar de un modo imparcial ante los que le pagan el sueldo, actúa como cancerbero de intereses espureos de quien se cree el dueño sin serlo, y actuando ilegalmente podría tener los días contados en caso de judicializarse el asunto«.

La letrada María Tamargo expone: “Las escrituras son documentos públicos y tienen que estar a disposición de todos los miembros. Sería oportuno solicitar dicha información por burofax a ser posible. Es, como indica el nombre, un documento público que servirá de referencia para cualquier tercera persona interesada en la empresa.

Al hilo de lo que me comentas decirte que el Artículo 196 de la Ley de Sociedades de Capital (LSC) contempla en base al Derecho de información en la sociedad de responsabilidad limitada que,

1. Los socios de la sociedad de responsabilidad limitada podrán solicitar por escrito, con anterioridad a la reunión de la junta general o verbalmente durante la misma, los informes o aclaraciones que estimen precisos acerca de los asuntos comprendidos en el orden del día.

2. El órgano de administración estará obligado a proporcionárselos, en forma oral o escrita de acuerdo con el momento y la naturaleza de la información solicitada, salvo en los casos en que, a juicio del propio órgano, la publicidad de ésta perjudique el interés social.

3. No procederá la denegación de la información cuando la solicitud esté apoyada por socios que representen, al menos, el veinticinco por ciento del capital social. Salvo mejor criterio, abrazos. María”.

El doctor en Derecho, experto en protocolos familiares y abogacía internacional Pablo Álvarez de Linera profundiza en la cuestión, buscando resquicios legales plasmados en la Ley de Sociedades de Capital (LSC): “En resumen, guardando la forma, podrás acceder a lo que solicitas sin problema. Existen algunas diferencias, en el derecho de información según nos encontremos ante una S.L. o una S.A. Asimismo, nos remite toda la extensa legislación al respecto.

Una abogada que prefiere permanecer en el anonimato opina: 

“Hola Alfredo, estamos asistiendo, en general, a una pérdida cada vez mayor de rigor jurídico en las peticiones y respuestas. Me parece inconcebible, como carece de un fallo de concepto inicial, todo lo demás lo convierte en un disparate. Esa es mi opinión. Saludos”.

Conclusión sobre la anécdota de las «escrituras públicas top secret»

¿Les parece necesario solicitar las escrituras por burofax o por notificación notarial en una empresa familiar?, ¿nos estamos complicando la vida con idioteces o serán los efectos de la pandemia?, ¿no sería más práctico apostar por la transparencia y facilitar la información sin trabas, generando de esta forma confianza?, ¿se busca la confrontación o asistimos a un caso de idiotización del poder?, ¿será el principio del fin en dicha sociedad?

El primer mandamiento de una Empresa Familiar es fomentar la comunicación con una información clara y trasparente. Y el segundo mandamiento es evaluar el desempeño de la Dirección y la rendición de cuentas. No cumplir dichas normas básicas supone un grave riesgo para la continuidad de la empresa, para el futuro de la paz familiar, y por ende de la armonía societaria. Si los gestores desobedecen los mandamientos de la ley de la Empresa Familiar tendrían que ser sustituidos automáticamente por verdaderos líderes o por profesionales independientes que sepan contentar a todas las partes interesadas, o bien, remodelar el Consejo de Administración con la incorporación de consejeros dominicales, independientes y/o un secretario con voz y sin voto que ejerza de moderador y facilite la nula comunicación actual en muchas sociedades que prefieren culturas autoritarias que terminarán provocando su propia autodestrucción.

El accionista tiene derecho a ser informado de la gestión y debe ser aclarado de los resultados obtenidos; más aún cuando las sociedades presentan pérdidas. Por eso, el simple hecho de revisar las escrituras -que es una mera información pública, al alcance de cualquiera- no debe ser motivo de debate como si se tratara de un intento de Golpe de Estado. Sino todo lo contrario, analizar la situación de una empresa y buscar los puntos débiles con espíritu constructivo, implica proponer soluciones y alternativas que pueden redundar en beneficio de los intereses comunes. Y debería ser responsabilidad de cualquier socio responsable involucrarse en analizar la situación, un punto de vista desde otro ángulo siempre es interesante. Más aún cuando ya se han detectado errores en otras escrituras que fueron también ocultadas previamente, como suele ocurrir en muchas sagas. Por todo ello, es imprescindible para el accionista conocer los estatutos de la sociedad a la que pertenece para poder realizar propuestas de acuerdo a las normas internas.

La otra alternativa es navegar sin rumbo, remar contracorriente y terminar en los Tribunales de Justicia.

¿Es tu empresa una analfabeta tecnológica?, ¿ha sabido aprovechar las oportunidades de venta a través de Internet durante la pandemia?

Compara tu rentabilidad durante la pandemia en inversiones tecnológicas con otras empresas de tu mismo sector de actividad. Los sistemas de gestión que realizan una evaluación del desempeño de la Dirección detectan sus posibles debilidades tecnológicas. En algunos casos evidentes a simple vista. El asunto podría solucionarse fácilmente, pero si se desoyen a los expertos y se desaprovechan las oportunidades de negocio en plena pandemia, podemos concluir que redundan en escasa eficiencia de los ratios tecnológicos, incluso en algunos casos podría calificarse como «analfabetismo» tecnológico. Solo tienen que comparar los resultados de las multinacionales en Internet y de las empresas familiares con debilidades en digitalización y redes sociales. Generalmente gestionadas por perfiles individualistas que se han quedado desfasados en estos aspectos, y que no saben dejarse aconsejar correctamente por expertos en la materia.

¿Son conscientes de la metedura de pata o han sido mal asesorados?

Repito, en toda mi carrera como consultor, jamás me había topado con tanta torpeza, estupidez y necedad por parte de la dirección. Por otro lado, se evidencia un fracaso por parte del secretario que no ha sabido reconducir el asunto por el buen camino del diálogo consensuado y ha preferido tirar balones fuera: «No es mi responsabilidad».

¿Habrá sabido el secretario informar de las consecuencias de dicha actitud absurda?, ¿habrá malinterpretado, prejuzgado o asesorado de forma errónea el asunto?, ¿intoxica con sus razonamientos legales, olvidando otras cuestiones? Seguramente no sea el culpable del desaguisado, se debe a sus jefes que le pagan un sustancioso sueldo. Beltrán Duguesclín sentenciaba: “Ni quito ni pongo rey, pero ayudo a mi señor”. En muchos casos, estas circunstancias incomprensibles son causadas, por un lado, por prejuicios, y por el otro, por peloteo a quien se sirve, intentando justificar o manipular la triste realidad.

Algo así como la labor del experto y portavoz del Gobierno sobre el coronavirus, Fernando Simón, y sus teorías sobre el pico de la curva…

Espero que las aclaraciones sirvan para reflexionar y corregir los errores cometidos. La situación actual es inaceptable, intolerable, vergonzosa e indigna, propia de inútiles y mequetrefes.

He tenido la Santa Paciencia de esperar un mes entero por las mencionadas escrituras «públicas», por el registro retributivo «secreto» y por los «misteriosos» planes estratégicos; sin recibir ni una mínima aclaración sobre la documentación solicitada; ni tan siquiera una respuesta inteligente para cumplir con las mínimas normas de educación protocolaria empresarial, si a ello se une los lazos familiares de mi cliente, el comportamiento es realmente grave.

Esa táctica despótica podría ser considerada como una falta de respeto a la inteligencia del accionista y de sus asesores, independientemente de cuestiones legales. El derecho a elegir lo que le conviene a cada uno; el derecho a opinar y el derecho a la libertad de expresión son principios básicos del ser humano en democracia. Y con los principios básicos no se juega. Lo demás es propio de las repúblicas bananeras, que hasta reinventan la Historia al son del gran dictador. Menos mal que los historiadores y los periodistas independientes terminan poniendo a cada uno en su lugar.

La idiotización del poder en política y en los negocios

La historia me recuerda a la opacidad del Gobierno de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias sobre el comité de expertos en plena pandemia y sus contradicciones, aún sin aclarar.

Por desgracia, vivimos un tiempo en el terreno político, empresarial y hasta en el sanitario, donde en ocasiones hay que esforzarse por convencer de que no somos borregos. Tenemos que gritar que somos capaces de desmontar una mentira. ¿Hoy en día, todo vale?

La dignidad del mandatario se ha disipado en su falsa perspectiva. Se creen salvadores a cualquier precio, cuando lo único que intentan salvar son sus propios intereses, su sueldo y su cargo. La avaricia de poder, la hipocresía y la mentira se convierten en sus aliados. Se rodean de aduladores que incluso les aconsejan pasearse por la cuerda floja del absurdo, con el riesgo de precipitarse a un abismo.

Mi maestro Echagüe Méndez de Vigo me recordó: «Tristes tiempos estos en lo que hay que esforzarse en convencer de lo obvio«.

La absurda paradoja del Rey ante el indulto que pretende el Gobierno

¿Piensan ustedes que los futuros indultados organizarán una excursión al Santuario de Covadonga para pedir a la Virgen por la unidad nacional?

¿Es recomendable indultar cuando no hay arrepentimiento sino amenaza de reincidencia?, ¿se respeta el ordenamiento jurídico vigente?, ¿rectifica el Gobierno la sentencia del Tribunal Supremo de Justicia de España?

En política ocurre exactamente lo mismo que en algunas empresas. El poder idiotiza y el gran líder llega a plantear propuestas absurdas. «¿Firmará el Rey el decreto de indulto? (…), el monarca ejerce el mando supremo de las Fuerzas Armadas, cuya misión consiste en garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional, recordaba mi maestro Jesús Cacho el pasado domingo, algo tan obvio que parece haber sido olvidado por el presidente Pedro Sánchez, sus ministros y sus cientos de asesores…. 

Lo paradójico del asunto es que el Gobierno puede exigir al Rey firmar un indulto a unos políticos separatistas, condenados en sentencia firme, y que no han manifestado arrepentimiento. Para más INRI, los catalanes independentistas han declarado su voluntad de volver a atentar contra la integridad territorial de España. Lo más alucinante es que el Rey como Jefe de las Fuerzas Armadas defiende la unidad nacional. Como el supuesto gran líder de una empresa familiar tendría que defender la unidad de la familia. Tanto los españoles como los integrantes de cualquier empresa familiar española tienen un límite, y tarde o temprano la bomba de relojería estallará ante la mecha que en estos momentos se enciende. Lo obvio se convierte en una reacción absurda, obscena y brutal.

Tendríamos que aprobar una ley para permitir entrar en política solamente a personas válidas, capaces de demostrar su capacidad por oposición del Estado. Y lo mismo ocurre en las Empresas Familiares si no se profesionalizan. A veces, llego a pensar si no sería más juicioso «prohibir» los acuerdos de conveniencia sin sentido y por principios éticos. Aquellos que no sean capaces de preservar valores, tales como la honestidad, la sinceridad, la generosidad, la honradez, la transparencia o el sacrificio. Iluso yo, ahora vale cualquier cosa. El pretexto de la paz familiar y de la concordia nacional nos lleva hacia un callejón sin salida. ¡Qué Dios nos coja confesaos! Informa Alfredo Muñiz.

Nota: En el siglo XXI el ser humano sigue luchando por defender lo obvio, dos escritores del siglo XX, Brecht y Dürrenmatt, reflejaron la misma idea. Por un lado, Bertolt Brecht sentenció: «Qué tiempos serán los que vivimos, que hay que defender lo obvio». En la misma línea, Dürrenmat defendió: «Tristes tiempos estos en los que hay que luchar por lo que es evidente».

Relacionado: Reto: empresa sana y familia unida.

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Un Velázquez, el Tratado de Roma y la firma del descojone jurídico

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