Después de varias visitas al médico de la Seguridad Social de La Manga del Mar Menor ante un dolor de lumbares, y tras atiborrarle a antiinflamatorios durante un mes, nuestra confidente nos explica que le dio un ataque de ciática con unos dolores insoportables. Ante el suceso, llamaron al 112 y se personó una ambulancia con un médico que le prescribió más calmantes sin ningún efecto reparador. Durante menos de 24 horas, llamó al 112 en tres ocasiones al no encontrar alivio en los medicamentos. ¿Se preguntó el doctor cuáles eran las causas del problema?
Ante la incompetencia del servicio de urgencias, decidió acudir al Hospital Central de Cartagena donde estuvo ingresada hasta las 9 de la noche, sin que la visitara un traumatólogo, ni le hicieran una resonancia. Tan solo le realizaron una radiografía tumbada ante la incapacidad de ponerse de pie. Al solicitar que la viera un traumatólogo le respondieron que la lista de espera es de UN AÑO. ¿No existen traumatólogos de urgencia?
Para los dolores agudos le tuvieron que administrar hasta morfina. Al final, nuestra protagonista se vio obligada a acudir al Hospital PRIVADO de la Virgen de la Caridad donde al fin recibe la atención solicitada.
El incidente se repite en la mayoría de los Hospitales públicos de España. Así, en Asturias el que escribe esta columna logró después de AÑOS que el médico de cabecera le diera un volante para el servicio de Traumatología. Una vez que el médico se dio cuenta de la gravedad del asunto. Sin embargo, después de tres meses de espera, al llamar por teléfono al Hospital San Agustín de Avilés para pedir información sobre la cita me comunican que están dando hora para los que la solicitaron en enero. Con suerte, me tocara para el mes de octubre, seis meses después de la solicitud.
¿Qué ocurre con los traumatólogos de la Seguridad Social?, ¿no se convocan plazas para cubrir dicha carencia?, ¿por qué no se renuevan las plazas de los traumas jubilados?
Los impuestos siguen subiendo y los servicios sanitarios son cada vez más precarios. Algo no funciona…, pero con cuestiones de salud no se juega.
Nuestro corazón no es de piedra.
Informa Alfredo Muñiz.