Avilés hace 35 años
En noviembre de 1989 la población alemana derribó el Muro de Berlín. En la misma fecha, el paseo marítimo de Salinas comenzaba a resquebrajarse. Dos meses más tarde fue derribado por la fuerza del mar….
Con la llegada del último día del mes de noviembre de 1989 cerraba sus puertas uno de los comercios con más solera en la villa del Adelantado de la Florida. Nos referimos a “La Reforma” de Avilés, una nostálgica tienda para gourmets, que renace todos los años en época navideña. Famosa por sus cestas y regalos de alimentación y bebidas para celebrar las fiestas.
Hoy en día, el nombre comercial de “La Reforma” pertenece a la sociedad Inmobiliaria Comercial MUYGON (MUÑIZ Y GONZÁLEZ) S.L., herederos del emporio de Don Alfredo, y se encuentra en un inmueble perteneciente a MUYGON en la ría de Avilés, adosada al cash and carry SUPERCASH, inquilino de MUYGON.

“La Reforma” fue una tienda de comestibles situada en la calle Marqués de Teverga (La Muralla). En la imagen de portada mi abuelo Alfredo y su cuñado Bernardo posan frente al escaparate del establecimiento.
“Recuerdo el rico dulce de membrillo, los excelentes quesos, los mejores fiambres del mercado donde destacaba el jamón de Avilés, la mayor selección de vinos, licores y el excelente cangrejo ruso Chatka de La Reforma”, comenta un veterano cliente.
Pese a las estrecheces de la época, allí se encontraban verdaderos productos para gourmets. Eran famosos sus fiambres, quesos, alubias, aceite, vinos de calidad y un sinfín de productos que hacían las delicias de los hogares más privilegiados, y también de los necesitados. En nuestros días, me llegan comentarios de agradecimiento a través de las redes sociales provenientes de familias que fueron ayudadas por mi abuelo Alfredo González durante la posguerra.
La Reforma también tuvo su propio himno, escrito por Don Pablo, un sacerdote de la parroquia de Salinas que inspirándose en la música de «Mi casita de papel» escribió una letra ensalzando el establecimiento: «Nosotros ricos quesos comeremos y jugosos jamones de Avilés, comestibles variados y conservas acompañados de la sidra y el Jerez. Que feliz nuestra casa será, si compramos …». La canción sirvió de cuña publicitaria en la radio local.

Mi abuela Carmina fue la autora del primer logo comercial, un dibujo con un repartidor diligente portando un jamón de Avilés.
Mi abuelo Alfredo recobró el nombre comercial La Reforma del negocio de su suegro Rafael en México, que llegó a poseer pozos de petróleo, un hotel y participaciones en otras empresas. En realidad, La Reforma probablemente supere los cien años en España, e indudablemente más de un siglo en México. Sin embargo no existen documentos oficiales que acrediten la fecha exacta de su fundación, aunque se piensa que se abrió el primer establecimiento antes de 1929, ya que existe un albarán de dicha época que lo acredita.
Alfredo González también fue uno de los impulsores de la marca «jamón de Avilés», recuerdo de pequeño cuando aprendí a seleccionar los jamones con una cala de hueso. Los jamones se almacenaban en los almacenes de la entonces calle de Pinar del Río.

En Salinas, La Reforma se instaló en la misma acera de la desaparecida sidrería La Gaspara. González fundó igualmente el primer supermercado de Avilés a finales de la década de los 50, se llamaba «El Sumer», estaba situado en la calle de La Cámara, donde hoy se encuentra el centro comercial El Atrio.
El emprendedor viajó a Estados Unidos para empaparse con las últimas tendencias de la época e introdujo en nuestra tierra el carrito de la compra.

En Asturias, mi abuelo Alfredo junto a un grupo de inversores crearon una sociedad que impulsó también los primeros supermercado implantados en Gijón y en Oviedo.
La sociedad inversora de “El Sumer” estaba constituida por familias conocidas en el Principado, relacionadas con el comercio y la distribución. Por un lado, los Orejas, que en 1961 fundaban Constructora Los Álamos. Por otro lado, la familia Osoro, también con raíces comerciales asturianas; además el sanedrín societario estaba constituido por dos empresarios, Basilio Gutiérrez, y mi abuelo Alfredo González.
A la postre, Don Alfredo se dedicó a la distribución a la hostelería desde su almacén de coloniales «González y Cía.», instalado en «El Arbolón», cerca de donde hoy se ubica el Centro de Empresas La Curtidora.
En 1989, el que escribe esta crónica disfrutaba de una beca Erasmus en Dublin City University, allí terminaba una especialidad en Ciencias Económicas y Empresariales. Recuerdo con nostalgia cuando mi abuela Carmina me llamó por teléfono para darme la noticia del cierre de La Reforma.
Mi abuela me contaba que durante la posguerra recibir una cesta de Navidad era como el Gordo de la lotería; los repartidores se paseaban portando las cestas en la cabeza por las calles de Avilés para que todo el mundo viera los trofeos gastronómicos de los privilegiados con su jamón y su botella de sidra achampanada. Han pasado 35 años. Informa Alfredo Muñiz y González.



