De boda con el alcalde chulapo y la doncella aristócrata
– «Un chotis esperpéntico para una novia aristocrática», susurraba Marichuchi.
– “Calla, calla, no seas mala. Cambia de tema. A mí me tocó la mesa de La Puerta del Sol”, comentaba una invitada con un floripondio en el pelo.
– “Yo, como conocen mi afición taurina, me sentaron en la Plaza de Toros de las Ventas, y opino que mejor hubieran bailado un pasodoble español”, respondía la pamela-sombrilla más brillante del convite con sus curvas cóncavas y convexas.
– “Pues en mi caso me deben considerar muy Royal porque me asignaron los jardines de Sabatini. Y como monárquica y tradicional hubiera elegido un vals que es más elegante”, añade la tercera señora con moño a lo Arriba España.
– «Por cierto, ¿tu tocado está inspirado en un nido de golondrinas?», le espeta a la taurina.
– «¡Qué cosas dices! Es un diseño fantástico de Pitita de los Muñones confeccionado con encajes de organza y flores de pitiminí», responde con orgullo.
– «Simpáticos y naturales, con desparpajo y escaso sentido del ritmo bailaron Teresita y Luisito. Un ritmo castizo más bien soso. No quiero ni pensar lo que dirían los jueces televisivos del espectáculo organizado. Aunque lo más importante es que disfrutaron de su fiesta con el chotis madrileño», remata la del moño.
El público ovacionó la actuación nupcial, aunque siempre hay opiniones para todos los gustos. Las lenguas más viperinas cuchicheaban: “Es un auténtico esperpento, si resucita Sara Montiel los denuncia por patosos».
Mientras que los devotos y familiares más fieles murmuraban: “Da gusto verlos con esa gracia y esas miradas de enamorados, dignos de «Mira quién baila»”.
«¡Ay hija, yo los quiero mucho!, pero veremos si continúan con las clases de baile…, tienen tanto que aprender. Si mi Facundo levantará la cabeza, allí estaría yo dándolo todo, y demostrando cómo se mueve la cadera», remata Marichuchi
Un estilista de la jet interviene en la conversación:
«No supieron aconsejar a Teresa. Después del vestido tan casto y puro de la abuela, debería haber cambiado el outfit por un traje sexi de chulapa para lucir su estampa de gata madrileña y poner nervioso al novio, como si se tratara de un torero en la corrida. Un buen escote realza la figura y hubiera distraído las miradas de los cotillas. El rojo pasión le quedaría fenomenal».
Chotis bailado por los novios «Madrid, Madrid, Madrid», obra del compositor mexicano Agustín Lara
Bogavante, Wagyū y postres de Lhardy
La finca El Canto de la Cruz, propiedad de la abuela de la contrayente, ha sido el lugar elegido por los novios Martínez-Almeida y Teresa Urquijo para agasajar a sus invitados, tras dar el sí quiero en la iglesia de San Francisco de Borja, en la calle de Serrano madrileña.
Banquete nupcial del alcalde de Madrid y su aristocrática esposa
El restaurante Lhardy, famoso por servir el cocido madrileño con cubiertos de plata, ha sido el establecimiento elegido para servir el catering. Los contrayentes se decantaron por un sencillo menú de 175 euros por comensal. Aunque todo era muy castizo, el cóctel para los 500 invitados asistentes al banquete nupcial comenzó con un aperitivo con seis especialidades de la casa.
A continuación, se sirvió el banquete en las mesas dedicadas a monumentos y espacios de la capital del Reino. Salpicón de bogavante; solomillo de Wagyū a baja temperatura, una carne japonesa que puede llegar a 400 eurazos el kilo; milhojas de crema con fresas confitadas, y brownie con crema de yogur, acompañado de helado de vainilla.
Brindis con vinos de Marqués de Riscal, Marqués de Murrieta y champán francés Laurent-Perrier.
Los adornos florales fueron confeccionados por la tienda de las tías de Teresa Urquijo.
El banquete fue servido en una terraza de la finca con vistas al monte de El Pardo y al skyline de Madrid.
Tras el ágape los novios comenzaron el baile con un chotis, escaso sentido del ritmo y muchas ganas de rendir homenaje a Madrid. Informa Alfredo Muñiz.
