Rubalcaba, Areces, Varela y Trevín defendieron la gestión de Grueso
Vergüenza, indignación, tomadura de pelo e impotencia ante unos políticos que deberían dimitir en pleno por el escándalo destapado en el Niemeyer asturiano, ese es el sentir popular en las redes sociales ante la burla. La alcaldesa del Niemeyer pierde la confianza en Natalio Grueso y reconoce que se ha gestionado mal el dinero público, después de defenderlo con uñas y dientes tras ignorar las críticas esgrimidas por el Gobierno de Cascos. Además, los dirigentes socialistas llegaron a calificar los intentos del PP de «asquerosos» y «miserables» al intentar velar por la correcta utilización del dinero público: El Niemeyer y el colmo de la señora Maniega, según un concejal socialista. Hasta el candidato del PSOE a presidente del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, calificó de “fantástica” la gestión que ahora se considera una «chapuza». En plena campaña electoral Rubalcaba consideraba “lamentable” la actitud de Foro Asturias de intentar poner orden en las cuentas del Centro Cultural.
La lista de irregularidades contables y de subvenciones incorrectamente utilizadas es interminable. En el último ejercicio aflora una deuda que supera los tres millones de euros, teniendo en cuenta que se tendrán que devolver subvenciones mal utilizadas. Todo esto en una institución pública en concurso de acreedores que planea pagar los pufos con dinero del contribuyente. De momento, los políticos han reconocido el desastre contable, el despilfarro y la chapuza de gestión pero nadie ha dimitido. Tan sólo existen denuncias de particulares que exigen cobrar las facturas pendientes de pago y la indemnización por marcharse de la casa de los líos, en el caso de los cocineros Pedro y Marcos Morán. En este vínculo se explican algunos antecedentes sobre el enredo.
El destape del cahondeo en el chiringuito socialista
Tras el destape, los técnicos califican la contabilidad de «creativa» y utilizan términos como «desastre», «oscurantismo», y «gastos disparatados». Aunque todavía no se han exigido responsabilidades a nadie, pese a las «graves irregularidades» del
ejercicio 2011. Falta por revisar las cuentas de los años anteriores. La Fundación confiesa que las cuentas de 2010 no se aprobaron correctamente y que existen gastos de viajes sin justificar. Una especie de vuelta al mundo con cargo al dinero del contribuyente en hoteles de cinco estrellas sin explicar el cometido del viaje. Actualmente el Willy Fog asturiano, Natalio Grueso, también tildado el Frascos por sus exagerados gastos en alcohol, se encuentra en el Ayuntamiento de Madrid y trabaja como programador cultural a las órdenes de Ana Botella. Su ex secretario, José Luis Rebollo, le echa la culpa al jefe y a los patronos que aprobaron las cuentas. El expresidente del Principado Vicente Álvarez Areces ocupa su silla en el senado y no ha dado ninguna explicación. Mientras la alcaldesa Pilar Varela realiza piruetas linguísticas pero no puede borrar sus declaraciones de las hemerotecas. Ahora ella es una «víctima» del desaguisado, como si fuera una marioneta con sueldo millonario a cargo del contribuyente. Vean la campaña electoral en las municipales de 2007: Spot publicitario Niemeyer electoral
Rebollo, a parte de su sueldazo de ministro, facturó en 2011 un total de 245.000 euros a través de su bufete de abogados por distintos servicios realizados. Natalio Grueso disfrutaba de poderes para realizar contrataciones hasta 100.000 euros. En el caso de importes mayores, los contratos deberían ser aprobados por el Patronato. Sin embargo, el ejecutivo se las ingeniaba para hacer lo que le daba la gana como si fuera el dueño del cortijo. Jugosos anticipos a cuenta mal contabilizados o gastos sin justificar. Por lo visto, las cuentas de 201o están aprobadas de forma presuntamente «ilegal», otros cuchichean que se encuentran aún «sin aprobar». Provisiones por impuestos realizadas incorrectamente, desvíos contables de un año a otro, facturas sin justificar. En definitiva, muchos puntos oscuros y demasiadas irregularidades por aclarar. ¿Malversación de fondos públicos, negligencia en el control de la gestión o barra libre al estilo de las repúblicas bananeras con sus gerifaltes? Veremos. Informa Alfredo Muñiz
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