El chef apodado por sus padres como David Muñoz, conocido como el Crestas y con nombre artístico Dabiz, es realmente un genio de los fogones y de la comunicación, de eso no hay duda. Pero a veces cabalga por la cuerda floja, así con motivo de los atentados de Londres fue objeto de numerosas críticas tras una publicación en su cuenta de Instagram.

Como consecuencia, las críticas sobre su forma de rendir condolencias a las víctimas inundaron las redes sociales y algunos le acusaron de “autobombo”.
Al parecer, el chef ha decidido desactivar la opción de comentarios en sus publicaciones para no ver dañada su imagen, al menos, de forma transitoria hasta que pase el chaparrón.
En su favor, he de decir que es un profesional de la alta cocina, y un avanzado con su nuevo modelo de negocio StreetXo donde ofrece sus sabores exclusivos a un precio asequible. Abrió en Madrid y Londres, y prepara su apertura en Nueva York. En el StreetXo de la calle Serrano se forman colas de hasta una hora y media para cenar (no admiten reservas). Sirven sobre un papel como si fuera una pastelería, y la gente marcha encantada. Hace poco probamos las croquetas dedicadas a la Pedroche, nos recomendaron dejarlas para el postre y no defraudaron. El gran éxito de Muñoz es presentar sabores únicos y presentación transgresora.
Un genio transgresor
Tuve el honor de saborear ambas facetas. Por un lado, asistí a un almuerzo inolvidable en el hotel Santo Mauro con Dabiz y su equipo para servir solamente a 12 comensales. Ha sido una de las mejores experiencias gastronómicas de mi vida y el desparpajo de Muñoz explicando sus creaciones me cautivo. Se trataba nada menos que la reinterpretación del menú “Tout en rouge” de Auguste Escoffier.
Muñoz prometió ser divertido y transgresor. Como aperitivo, en la mise en place no dejó indiferente a nadie. A la llegada al elegante comedor palaciego, sobre la mesa destacaban unos enormes cerdos alados, rodeados de una hilera de copas y un bote de lata con los cubiertos utilizados en cada plato. Aunque más bien habría que referirse a lienzos gastronómicos.
Rodeado de champán Mumm por doquier, “¡Sólo faltaba ver un cerdo volando!”, espetó el chef David Muñoz durante la presentación en el palacete del Hotel Santo Mauro de Madrid.
El cocinero prefiere describir su arte gastronómico como la experiencia en una “montaña rusa” que provoca “mariposas en el estómago”. Presume de una vajilla diseñada para su restaurante Diverxo, galardonado con tres estrellas en la famosa guía Michelin. En realidad, la vajilla se trata de una especie de tablas blancas de forma rectangular que van evolucionando como el lienzo de un pintor. El chef crea un mundo mágico de imaginación y fantasía. Una cocina creada frente al comensal que viaja por el mundo con influencias francesas, japoneses, chinas y, por supuesto, españolas. Sensaciones intensas y rotundas; del especiado oriental al sabor a mar Cantábrico; el toque ligeramente picante tras combinaciones imposibles de angulas con perdiz. Todo un éxtasis gastronómico maridado de forma magistral con una selección de los mejores champanes de Mumm, servidos con experta maestría.
“Tout en rouge” con “cerdos volando”
El show cooking frente a los comensales de David (o Dabiz, como a él le gusta) se convirtió en un espectáculo que comenzó con una copa de G.H. Mumm Brut Selection para acompañar los “cachetes” de salmón ahumado, escabeche de keffir y jengibre con condimento de caviar de erizo y esturión. Puro sabor a mar, servido en un original cuenco de una especie de coco blanco. Con jeringuillas dieron el último toque al plato, un líquido de color verdoso que contenía gotas de albahaca tailandesa y caviar de Riofrío. La entrada original del menú creado en 1895 eran lonchas de salmón ahumado con caviar.
Como entrante se sirvió también una sopa agria de perdiz roja con “fideos de mar” y un sandwich crujiente de perdiz y angulas. Lo que oyen, la extraña combinación -aparentemente imposible- se convirtió en una delicia para los paladares más exigentes, el jugo de perdiz roja combinaba de forma asombrosa con una copa de G. H. Mumm Blanc de Blancs, Mumm de Cramant, 100 % uva
chadonnay. Quizá el secreto fue rebajar el fuerte sabor de la caza.
Los platos principales servidos en el siglo XIX consistieron en un (selle) cuarto de cordero con tomates a la provenzal y puré de zanahorias rojas. Salsa souveraine y jugo de patatas de amor. Para continuar con pularda trufada con perlas negras de Périgord y foie gras con paprika dulce a la húngara. La reinterpretación del menú logró el propósito inicial del autor: deslumbrar a los invitados.
David Muñoz sorprendió de forma magistral. Informa Alfredo Muñiz.
Que el autobombo de este personaje supera cuanquier límite, eso lo sabemos todos. Que su presunto “talento” está sobrevalorado, también. Su verdadero talento es que sin tenerlo realmente para la gastronomía, se ha hecho un lugar en el firmamento culinario, a base de mass-media y las TIC. Lo peor es que se le siga dando cera acerca de su genialidad, cuando no la hay. No hace nada que no hayan hecho antes otros, dentro y fuera de España. Esta crítica me parece hecha por alguien que ha llegado del pueblo a una capital de provincias y se asombra por cosas que ni son novedosas ni -insisto- haya hecho antes alguien. Ese bombo y platillo que se le da constantemente es el que alimenta el ego del chef mediático. Criticos gastronómicos del tres al cuarto, foodies y gastrobloggers: Vosotros habeis creado a este monstruo!
No estoy de acuerdo, conozco muchos restaurantes de todo tipo. Michelines y de producto; cocina tradicional y vanguardista. Puedo presumir de haber estado en muchos de los restaurantes de 50 theBest a nivel mundial y tras este autobombo, quiero resaltar que Dabiz tiene un talento propio. Le podrás criticar que es caro o que no es un sitio para ir todos los días, vale. Podrás criticar que algún plato no te gusta o que en ocasiones se pasa en las redes sociales. Pero en ningún momento creo que se merezca una crítica destructiva.
Hace poco estuve en StreetXo y desde luego las zamburiñas prefiero las gallegas a la plancha pero tiene otros platos con sabores únicos y buena relación calidad -precio. La caballa con huevas de trucha me pareció exquisita.