¿Quién sobrevivirá a la Alerta Nacional?
Muchos autónomos y pequeños negocios estaréis enclaustrados en casa y desesperados pensando en que tenéis que hacer frente a unos gastos fijos con cero ingresos. Ya sé que hay ayudas estatales y líneas de créditos ICO y retrasos de pago de impuestos, pero todo eso difícilmente os arregle la triste situación en que nos encontramos. Por supuesto, consultar con vuestro asesor y con vuestro banco a ver lo que se puede hacer en esa línea, pero hoy me gustaría centrarme en un plan para reflexionar desde vuestras casas durante el confinamiento. Si tu alternativa es seguir con el negocio, hay que mentalizarse que los próximos meses van a ser muy duros, supondrán sacrificio y esfuerzo. Aquellos que luchen por conseguirlo con más fuerza saldrán triunfadores. Algunos hosteleros logran financiación pidiendo un préstamo a sus propios clientes y ofreciéndoles canjearlo en el futuro por copas. Además, se preocupan por implantar las mejores medidas contra el virus desde el primer día de apertura: camareros con pantalla protectora; dosificadores con gel hidroalcóholico a la entrada del establecimiento; pagos mejor con tarjeta; maquinas purificadoras de aire y partículas, y aforo controlado en todo momento. Todo ello acompañado de una revisión de la carta nueva con platos y bebidas saludables que favorezcan nuestro sistema inmune a un precio razonable y con el mejor servicio y el mejor producto o una carta de platos caseros a buen precio, cada uno fijará su estrategia de acuerdo a su modelo de negocio. Entretanto, no pierdas el contacto con el cliente, muestra tus recetas en las redes sociales. Estudia la posibilidad de entregas a domicilio. Planifica reuniones con tus empleados por vídeo conferencia para recabar ideas y darles formación los que lo consideren conveniente. Entre todos, tenemos que reflexionar cómo podemos adaptarnos a la crisis. Asimismo, es relevante desarrollar resiliencia, es decir, la capacidad de los seres humanos para adaptarse positivamente a las situaciones adversas. Un buen líder cuenta con el don de la resiliencia.
¿Cuándo podrán abrir los hosteleros?
El presidente de Francia, Enmanuel Macron, acaba de anunciar que el 11 de mayo terminará el confinamiento de los franceses. Sin embargo, los bares, restaurantes, cines y museos permanecerán cerrados. El mandatario francés menciona como fecha límite el cierre de dichos establecimientos hasta mediados de julio; aunque indica que la situación será evaluada a partir de mediados de mayo, es decir, que conforme vaya evolucionado la pandemia se adaptarán las medidas, y si el panorama es favorable la hostelería podría abrir antes.
En España el hermetismo oficial es total y absoluto. Hasta ahora las decisiones del Gobierno de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias se han caracterizado por tomarse tarde y de forma precipitada que denotar improvisación de última hora y, por tanto, resultados ineficientes. Si consultamos la hemeroteca encontraremos multitud de contradicciones de los gobernantes y sus expertos responsable de la situación. Así las cosas, tendremos que esperar seguramente hasta finales de mayo o junio para saber a ciencia cierta cuándo podrán abrir los hosteleros. Hay quien vaticina que los bares no abrirán hasta junio y en un primer momento se permitirá el acceso solamente con un aforo controlado y distancia entre las personas. Los más optimistas consideran que las cafeterías, restaurantes y bares podrían abrir al público el 1 de junio si logramos controlar la situación y alcanzamos un estado favorable. Otros técnicos prefieren confinar a los hosteleros hasta finales del mes de junio e incluso los más extremistas consideran que sería conveniente hasta agosto. Veremos…, todo dependerá de cómo va evolucionando el resto de medidas en el proceso de desescalamiento del encierro.
¿Te vas a convertir en un águila luchadora o en una gallina picoteando ante la crisis?
El águila es uno de los animales con más capacidad de adaptación, el rey de los cielos, suele vivir de 20 a 30 años, pero circula por Internet una fábula que nos transmite un mensaje de renovación ante la crisis. Cuenta la fábula que, a los 40 años, el águila debe tomar una dura decisión: morir o enfrentarse a un doloroso proceso de renovación que durará 150 días. Ese proceso consiste en volar hacia lo alto de una montaña y quedarse en un nido cercano a la roca, en donde no tenga la necesidad de volar. Después de encontrar ese lugar, el águila comienza a golpear su pico en la pared hasta conseguir arrancarlo para lograr uno nuevo más afilado. Luego debe esperar el crecimiento de uno nuevo con el que se arrancará las uñas para que sus garras crezcan más fuertes. Cuando las nuevas uñas comienzan a nacer, comenzará a desplumar sus plumas viejas. Después de cinco meses de sacrificio duro, el águila puede volver a desplegar su vuelo y vivir 30 años más, completamente renovado. Ahora nos encontramos confinados y podemos aprovechar para realizar ese ejercicio de renovación antes de iniciar el vuelo de la victoria, pero debemos desprendernos de costumbres, tradiciones y recuerdos que nos causaron dolor y que no aportan soluciones constructivas. Hay que desprenderse del pasado para sobrevivir al futuro.
Otra opción es decidir que vamos a cerrar nuestro negocios, quizá unos puedan encontrar otro trabajo, tal vez estés en situación de prejubilarte. Aquellos que vean que no van a poder remontar la situación, es mejor decidirse cuánto antes o adoptar una decisión de forma temporal. Así, os puedo contar el caso real de un pequeño hostelero de Oviedo que al verse obligado a cerrar su negocio debido al estado de Alarma Nacional, se puso a trabajar de limpiador en una residencia de ancianos.
La fábula del águila y la gallina, el último día de clase solía contar a mis alumnos la siguiente historia:
Un campesino paseando por el bosque, encontró un pollito de águila que había caído de su nido. Lo recogió y lo llevó a su granja para criarlo con sus gallinas. Pasaron los meses, el pollito creció, imitando el comportamiento de las gallinas. Picoteaba el suelo en busca de gusanos y de granos de maíz, aleteaba como las gallinas. Después de cinco años, llegó a la granja un biólogo, y al ver el águila encerrado en el gallinero se sorprendió. ¿Qué hace ahí ese águila?
A lo cual respondió el campesino: «Ya no es un águila. Ahora se comporta como una gallina más”.
“No, respondió el biólogo, el espíritu del águila nunca muere. Tiene corazón de águila y yo lo haré volar hasta lo más alto”.
El campesino sonreía: «Ahora es una gallina y no volará, se ha acostumbrado al gallinero y a su entorno».
El biólogo alzó al águila con su brazo y lo impulsó para que volara en el gallinero, pero el ave permanecía en su brazo y terminó saltando junto a las gallinas para comer los granos.
«No ves, ya te decía yo que era una gallina», reseñó el campesino.
«Es un águila y el espíritu del águila nunca muere», respondió el biólogo que se subió al tejado de la cabaña con el animal, intentando que alzara el vuelo, pero fracasó.
Al día siguiente, se levantó al alba y ascendió con el águila hasta la cumbre de la montaña, al llegar a la cresta, le susurró: “Águila, abre tus alas y vuela, tú perteneces al cielo”. En un primer momento no voló. El águila miró alrededor y temblaba ante el nuevo entorno desconocido. El sol brillaba, se respiraba aire puro. Entonces, el naturalista lo agarró con fuerza en dirección al sol, para que su aguda mirada pudiera vislumbrar el horizonte. Su corazón empezó a latir con fuerza, sus ojos se abrieron como platos; extendió sus potentes alas, y comenzó a volar por encima de la montaña. Y nunca más regresó. Porque el espíritu del águila nunca muere.
Moraleja: ¿eres tú un águila imperial, rey de los cielos, eres un líder que va a sobrevivir a la crisis?, ¿o te vas a convertir en una gallina picoteando los granos que te dé el granjero? Ya sé que la incertidumbre asola nuestras vidas y nuestros proyectos.
Ya sé que las circunstancias son extremas, encerrados en nuestras casas como en un gallinero, pero cuando nos dejen salir tenemos que remontar el vuelo y subir a lo alto de la montaña. No podemos quedarnos como los pollos en el gallinero.
Necesitamos más energía y entusiasmo que nunca para llegar a lo alto de la montaña y remontar el vuelo. Crisis significa cambio. El águila supero la crisis al ser lanzado desde lo alto.
¿Eres águila o gallina?, ¿conoces realmente cuál es todo tu potencial? Si eres águila y sigues en el gallinero, te has preguntado: ¿qué te impide volar?
El mayor límite a nuestros logros son nuestras dudas. Ya lo sentenció Shakespeare: «Nuestras dudas son traidores, que nos impiden hacer el bien por el simple temor a intentarlo».
Algunos hosteleros se están preparando a conciencia para cuando les dejen salir del gallinero: Revolución en hostelería: pantallas protectoras, geles hidroalcóholicos, pagos con tarjeta, y aforo controlado
Otros han decidido reconvertirse en plena crisis y ganarse la vida con otras facetas distintas a sus quehaceres habituales: De hostelero drag queen a encargado de limpieza y desinfección en una residencia de ancianos
Todos ellos son águilas, estoy convencidos que sobrevolarán el vuelo cuando pase la pandemia. Viviremos unos meses duros y sacrificados, pero lo conseguiremos. Mucho ánimo, mucho coraje y mucha suerte.
Y recuerda fijarte objetivos realistas, alcanzables, cuantificables, revisables, con fechas de ejecución y con un plan de acciones vinculados a cada objetivo. Me diréis: ¿cómo me voy a marcar una fecha de ejecución sino sé ni cuándo voy a abrir? Muy sencillo, tienes que planificar por adelantado todo lo que necesitarás y mejorarás desde el primer día que te lo permitan. A planificar y mucha suerte. Informa Alfredo Muñiz.
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