Paciencia de niños
Un liderazgo compartido entre el padre y la madre, educa al niño, niña o neñe (para contentar a la Ministra de Igualdad Irene Montero) en un desarrollo psicológico, moral y espiritual sano y saludable. Fomentando la confianza y la libertad. En el camino hacia ese reto, encontraremos adversidades del entorno: exceso de trabajo, estrés, confinamientos, incertidumbre por el futuro, preocupaciones económica y laborales, problemas de pareja o familiares, etcétera.
Aunque sean comprensibles los desequilibrios, nunca se pueden justificar como excusas para no buscar la educación integral de nuestros hijos. El esfuerzo por ayudarles a un correcto crecimiento personal no admite ningún pretexto.
Prudencia en la edad adulta
Al crecer, se les pide a los hijos paciencia por la paz familiar. En ningún caso se puede admitir dicha excusa a largo plazo. A nuestros herederos, les podemos pedir prudencia para evitar conflictos, pero también asertividad para solucionar los conflictos buscando soluciones consensuadas. Incentivando la negociación, y en situaciones de bloqueo, intentar centrarse en los intereses comunes, ayudados por mediadores o expertos en arbitraje para resolver los enfrentamientos, evitando acudir a la vía judicial. Informa Alfredo Muñiz. Relacionado:
La parte del león con el zorro en el gallinero y la urraca en la cocina