Hay que tener mala suerte, ser gafe o estar bajo los influjos de alguna brujería maligna. La marquesa de Griñón Tamara Falcó lleva una racha tremendamente patética. Su novio le pone los cuernos en un festival de música americano, tras el paripé de una pedida de matrimonio.
En plena boda en el jardín del palacio de El Rincón, la mala suerte apareció en forma de fuego. Resulta que el sacerdote que oficiaba la misa se quemó la casulla con la llama de varias velas. Alejandra Onieva, la hermana del novio, ejerció de bombera y apagó el fuego con sus propias manos para que no se convirtiera en una boda quemada. Imagínense la cara de Isabel Preysler viendo salir humo de la ropa del sacerdote, y ella con su traje amarillo con estampados de flores caribeñas. Más de una pécora murmuro: “El amarillo trae mala suerte…”
Los novios se escaparon a Dubái, aunque engañaron a la prensa despistando con Australia como destino paradisíaco. En realidad, el primer lugar visitado por la pareja en su luna de miel fue Johannesburgo en Sudáfrica. ¿Metería Tamara en la maleta el gorro de nieve, las manoplas y un anorak de esquí?
En pleno mes de julio, en Johannesburgo nieva. El país es asolado por una ola de frío. Después de una década no se ha vivido una temporada con temperaturas tan bajas.
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Un mes de luna de miel
La pareja tiene previsto viajar durante un mes por los cinco continentes. Se barrunta que Australia, Doha y Miami son algunos de los lugares elegidos para disfrutar como dos tortolitos de estampas idílicas que más tarde o más temprano veremos en alguna revista y en las redes sociales. Su periplo será seguido por un regimiento de paparazis en busca de la exclusiva. Y no les digo nada la que armarán si anuncian un posible embarazo con el pack del bautizo del sucesor o sucesora al marquesado de Griñón. Ni nuestra marquesa pollera de EL TESTAMENTO DEL GALLO, superará las aventuras de Tamara y su chico.
Informa Alfredo Muñiz.
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