El Fraudillo o Fraudilla todo lo supedita a sus intereses personales. Los destrozos que provoca en la familia, en la empresa o en el Gobierno son irreparables. Aunque los medios envenenados justifican sus fines narcisistas.
Al Fraudillo o Fraudilla le trae al pario la opinión del resto del Universo. Él o ella manda, se enriquece, y a los demás que les den morcilla. Aunque, su soberbia infinita le lleva a cometer ilegalidades que podrían destronarlo en el momento más inoportuno. Cuando la Justicia, el pueblo o los accionistas espabilen de una Santa vez.
Para el engañabobos de turno todo vale: la mentira, la falta de transparencia, los delitos societarios y de administración desleal, las injurias y calumnias, la malversación de fondos, e incluso la invención de leyes inconstitucionales…
Sus adversarios pueden advertirle de las imprudencias cometidas. Sin embargo, el Fraudillo prefiere mirar hacia a otro lado y los ignora. Los disidentes no tienen derecho ni a respuestas ni a explicaciones convincentes. Más aún, lo mejor es cortarles la cabeza…
El artículo número uno del Fraudillo es: “Aquí se hace lo que me sale de los cojones. Al disidente que lo zurzan”. Artículo 2: “En caso de desacuerdo, se aplica el artículo 1”.
Los sátrapas confunden propiedad y empresa. Piensan que los inmuebles son suyos y no tienen porque pagar rentas o pagan lo que les da la gana. Por supuesto, intentarán aniquilar a aquel que diga lo que piensa, que razone de forma sensata o que proponga una alternativa constructiva distinta a la del dictadorzuelo Pinocho.
Los Fraudillos y Fraudillas presumen de su amor al trabajo, a la empresa, a los inmigrantes o al feminismo…, el paripé puede llegar al colmo de lo absurdo. Nunca reconocen su narcisismo, ni su adicción al poder, ni su amor desmedido a robar dinero del prójimo, enmascarando el asunto en operaciones fraudulentas.
En ocasiones, los accionistas o votantes, según se trate de un pseudo empresario o un pseudo político, se ven atraídos por un postureo que recuerda al mundo Barbie. Palmeros idiotas o pactos endemoniados que solo llevan a beneficiarse y mantenerse en el poder. Por supuesto, con cargo al contribuyente o al socio minoritario …
En el mundo de la empresa, los líderes “florero” necesitan figurar y piensan que con una corbata de Hermes o un traje de Carolina Herrera pueden llegar a conquistar la Luna. Aunque se traten de simples hijos de papá o licenciados en EGB que ocupan puestos de conveniencia por su apellido. A la hora de la verdad tienen que responder ante la Justicia por sus temeridades.
En esta sociedad donde se justifica lo indefendible, el patriarcado opresor es amenazado por un macho omega que no llega a alfa ni con Viagra. El marketing, el postureo de los jarrones chinos y el rosa triunfan en las pasarelas del poder. El empoderamiento femenino no puede convertir al hombre en un Ken idiotizado. Las torpezas aumentan y los líderes se rodean de aduladores para alimentar su prepotencia.
La estupidez llega a cimas inimaginables. Se pierden los escrúpulos y se vende el alma al diablo por mantenerse en el poder y aprovecharse de sus privilegios. La historia se repite a lo largo de los siglos, pero el pueblo no escarmienta.
Cuando se habla de erótica del poder, el ciudadano común imagina al poderoso practicando sexo a destajo; como un señor feudal con derecho de pernada. Un gesto sexual primitivo, comparable al comportamiento de un ciervo en celo cuando llega a una manada y desea dominar el territorio. El instinto animal le impulsa a luchar hasta la muerte por defender su liderazgo y no soporta que ningún otro macho se aparee con sus hembras. Saber esto es lo verdaderamente sensual, y desencadena un comportamiento irracional que llega a idiotizar a sus vasallos.
Entretanto, los Fraudillos y Fraudillas siguen tocando la lira mientras arde España. Informa Alfredo Muñiz.