La defensa al hostelero moroso y Pinocho niemeyesco
Un amigo del gastro-concesionario del Niemeyer comenta a PARAHORECA.COM: “No le dejaban realizar ninguna reforma en la cocina que él considerase necesaria si no era por la empresa designada por el Niemeyer. Por ejemplo cambiar un enchufe que seria responsabilidad de la fundación la factura asciende a 309 euros, eso sí con IVA incluido”.
Al parecer el colega -relacionado con una de las cocineras- añade en su defensa: “Se ha gastado más de su bolsillo en rehabilitación de la cocina que ninguno de esos chefs gourmet que se encontraron todo hecho puesto y diseñado a su gusto. Los desagües caseros no sirven ni para una casa unifamiliar y cada desatasco corre de su cuenta no permitiendo que actuará los desatascos en horario laboral y haciéndolo en horario de emergencia. ¿Quién vendrá antes de las elecciones un Arzak?. .. Los políticos han convertido el macro museo en áreas recreativas”.
“Me deben 21.127 €”, argumenta en su defensa el hostelero moroso cuando le piden que pague 40.000 €
El concesionario de hostelería del Niemeyer Enrique Martínez Ondina se siente acosado por el Patronato del Niemeyer y reclama 21.127 euros en concepto de obras que realizaron en las instalaciones, además de las consumiciones del director del centro, las comidas del Ayuntamiento y de la Autoridad Portuaria. Entendemos que pide que le compensen el pago del canon con los gastos realizados. Sin embargo, no ha presentado unas cuentas claras al Patronato y oculta la situación real de sus negocios. Así las cosas, la Fundación le pide 40.000 euros para pagar el canon y que se marche de una santa vez.
Ver enlace: El hostelero moroso del Niemeyer es invitado a salir por la puerta de atrás, previo pago de 40.000 €.
Ondina manifiesta que le engañaron y aportaron datos falsos en el concurso. Por lo visto, él pensó que le iban a facilitar sillas y otro equipamiento. Todo son contradicciones.
¿Por qué no presenta las cuentas?
En su día ofreció al centro entregar un canon del 25% de los beneficios para ganar el concurso a Koldo Miranda, ahora manifiesta que nunca tuvo beneficios. En realidad, en otras ocasiones declaró que las ventas iban estupendamente…, ¿cuándo miente antes o a la hora de pagar el canon?
Martínez Ondina se contradice asimismo, hace unos meses escribió a PARAHORECA.COM: “Ojalá todos los negocios de Asturias dieran la rentabilidad que este, otro gallo nos cantaría”.
Posteriormente matizó: “Las cuentas de hostelería dan beneficio para que te enteres, poco pero dan, y no dan más debido a las chapuzas que tus defendidos hicieron”.
Por supuesto, en PARAHORECA.COM no se defiende a nadie por interés, simplemente se intenta contar la realidad lo más acertadamente posible. Según nuestra información el hostelero se negó a presentar las cuentas al director del Niemeyer hasta que no se arreglasen los desperfectos.
En su día Ondina se defendió argumentando que tenía obligación de presentar las cuentas casa seis meses. Ha pasado casi un año y todo sigue siendo un misterio. El Patronato desconoce si hubo beneficio y realiza estimaciones para presentar una supuesta denuncia ante el juez.
Con un mensaje populista el hostelero expresa con retintín: “Ellos (refiriéndose a la Fundación) prefieren otro modelo, para la crème de la crème”. Además en plena batalla, el concesionario moroso acusa a la Fundación de mentir sobre el aforo: “donde me dijeron que cabían 300 personas apenas entran 100”. Asimismo protesta por las numerosas carencias en las instalaciones y subraya que no le dejaron organizar una boda. Otra supuesta mentira según asegura uno de sus ex jefes de cocina: “Es incierto que no le dejaran celebrar la boda. Él les dijo a los novios que la torre estaba abierta a todo el mundo, y el menú no era el mismo que habían cerrado con Koldo”.
Mi opinión sobre el hostelero Pinocho
Indudablemente la última palabra la tendrá el juez. La guerra del Niemeyer acabará con todo probabilidad en los Tribunales. El concesionario Enrique Martínez Ondina no creo que tenga documentos que demuestren que la Fundación se comprometió a pagar todas las obras y el equipamiento que corre a cargo del adjudicatario.
En mi humilde opinión estamos ante una personaje liante que recurre a las mentiras compulsivas en su beneficio o, al menos, a contar sólo una parte de la verdad. El morro del individuo es como para protagonizar una película de Almodóvar: “Hostelero Pinocho al borde de un ataque de nervios”. Concluyendo, el Pinochín niemeyesco es conflictivo, prepotente e intimidatorio y después de casi un año de concesión todavía no pagó ni un euro al Niemeyer. ¡Vaya morro! Informa Alfredo Muñiz.