Emilio Serrano, nació en 1933 en San Martín de Collera, lugar en el que se encuentra su centenaria destilería familiar, Los Serranos, de la que es propietario junto a sus hermanos. Su abuelo materno, Julián, junto con su hermano Francisco, fundaron la conocida marca Anís de la Asturiana. Parte de su familia emigró a América, donde establecieron diversas industrias en Cuba. A mediados del siglo XIX, su bisabuelo Bernardo ya destilaba sidra y exportaba aguardiente en el bergantín Habana. Por tanto, su pasión por el alambique le viene en los genes. Serrano además es un gran escritor y poeta. En esta ocasión glosa la figura del fallecido empresario José Muñiz, presidente del grupo Supercash.
Emilio Serrano custodia las anécdotas de cinco generaciones y más de doscientos años de una saga asturiana dedicada a las destilerías. Estudió la carrera de Náutica para guiar el barco de su empresa familiar.
Emilio Serrano Quesada es Hijo Predilecto del Municipio de Ribadesella. También recibió la Medalla del Principado, impuesta por el rey de España Felipe VI, junto a la reina doña Letizia. En su casa custodia más de 65 galardones otorgados en su larga trayectoria profesional, tan solo le falta la Sardina de Oro de “Sabugo, ¡Tente Firme! como distintivo de asturianía.
Su carácter humanista le lleva a escribir y a contribuir en la dinamización turística de Asturias. Hace escasas semanas publiqué un reportaje sobre Los 10 mandamientos de la ley de la Empresa Familiar, y al que yo bauticé como el rey del alambique fue el primero en felicitarme por promover los valores en las sagas familiares. Para mí, fue un orgullo que una personalidad como la suya, galardonado por las máximas instituciones en Empresa Familiar, ensalce el resultado de muchos años de esfuerzo en profundizar sobre el complicado proceso del tránsito generacional.
Ayer le dediqué mi novela El testamento del Gallo y le regalé los últimos números de la revista VIAJAR, VIVIR y SABOREAR. Emilio Serrano me obsequió con sus libros: Reflexiones en la intimidad del confinamiento y el poemario Desde mi desván, soltando amarras. Y me enseñó obras inéditas sin publicar.
El próximo 17 de mayo cumplirá 89 primaveras. Espero reencontrarlo pronto en Ribadesella y degustar un licor muy especial que lleva siendo custodiado por nuestra Virgen de Covadonga, toda una vida.
Emilio, gracias por tu amistad y por tu sensibilidad.
Un abrazo y agradecimiento a todos los que me estáis arropando en estos tristes momentos. Alfredo Muñiz
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