En otras Navidades la muñeca Barbie presentaba ostentosos anuncios con descapotable rosa y casa glam frente a la playa. Sin embargo, los momentos felices han terminado. Barbie se ha quedado en el paro y tiene que mudarse a una roulot. El desahucio de Barbie es consecuencia de las
hipotecas basura que han llegado a los hogares más chic. Hasta Isabel Preysler confiesa: “Yo también me aprieto el cinturón. Gasto mucho menos que antes. Soy consciente de la crisis por la que atrevesamos. En mi casa también lo estamos pasando muy mal. Hay gente cercana que no tiene trabajo”. Aunque la reina del glamour que peor lleva la recesión es Carmen Lomana, en su día remató: “Los pobres de siempre están acostumbrados a la crisis”.
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