La boda del oftalmólogo asturiano Luis Fernández-Vega Cueto-Felgueroso y la dentista gallega Cristina Fernández sirvió para acallar algunos rumores y echar más leña al fuego a otros. Así el matrimonio Francisco Álvarez-Cascos y la galerista María Porto demostraron una vez más que no se han separado como habían publicado algunos digitales. Porto lucía un espectacular vestido negro diseñado por Ulises Mérida con una macrolazada en la cintura y unos taconazos vertiginosos que la hacían sobresalir entre el resto de invitados. Cartera morada a juego con pendientes de alta bisutería morados y verdes dignos de la Feria de Abril en Sevilla, según las más envidiosas. Algunas señoras consideraron inapropiado acudir de negro a una boda en el mes de mayo como si fuera la pasarela de la Sálvame Fashion Week. Cascos se encontró con su enemigo íntimo, el delegado del Gobierno en Asturias, Gabino de Lorenzo. Por su parte, José María Aznar prefirió no acudir a la ceremonia de la Catedral de Oviedo, aunque según se rumorea asistió al banquete en compañía de Ana Botella; la exalcaldesa de la capital del reino llegó tarde a la misa unos 20 minutos, vestida de largo y con un estampado floral en tonos violeta que causó bastantes críticas por parte de las más estilistas. Más tradicional vistió Esperanza Aguirre de corto y con un abrigo verde lima. La expresidenta llegó unos 5 minutos tarde seguramente porque su chofer no sabía donde aparcar. El arquitecto Emilio Llano, la periodista María Eugenia Yagüe con un mono pantalón rojo; el empresario Francisco Hernando «El Pocero», la directora de la Fundación Princesa de Asturias, Teresa Sanjurjo; el presidente de la Fundación Princesa de Asturias, Matías Rodríguez Inciarte; el presidente de Alsa en Asturias, Jacobo Cosmen; el pintor Hugo Fontela, y la expreceptora del Rey Felipe VI, Carmen Iglesias, fueron algunos de los invitados más conocidos. La gran duda: ¿apareció Rodrigo Rato al banquete entre los 600 asistentes? No olvidemos que el exdirector del Fondo Monetario Internacional es íntimo de la familia y en sus buenos tiempos acudió a multitud de fiestas en la finca familiar de los oftalmólogos, situada en Ceceda (Nava).
Sobre la novia, optó por un traje tradicional, un vestido de Helena Mareque en muselina y satén de seda, con encajes estilo vintage y una especie de tiara dorada con pequeñas hojas le daba un toque hippie chic, según las damas. Flores silvestres y mucha ilusión. La novia es dentista, hija del director de una constructora francesa, Eduardo Fernández Bustillo. El novio vestía chaqué azul marino.
En el altar mayor ofició la misa el arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, junto a dos sacerdotes. Para la ocasión se iluminó toda la catedral, la factura en dichas circunstancias cuesta un potosí.
El Coro «Tesitura» y un cuarteto de cuerda interpretaron obras de Haendel, Puccini, Mozart y Bach.
Al salir de la iglesia lluvia y música a cargo de la Banda de Gaitas «Ciudad de Oviedo». En ese momento empezaron los saludos. Cascos, Aguirre y Botella tuvieron la oportunidad de darse besos, abrazos y comentar lo bonito que estaba todo.
El banquete en Ceceda
La finca «Campuloto», que la familia del novio posee en la localidad asturiana de Ceceda, sirvió para organizar el convite preparado por el chef Isaac Loya, del Real Balneario de Salinas, galardonado con una estrella Michelin.
Respecto al menú de boda, las especialidades de la casa son aperitivos a base de jamón Ibérico, croquetas, tacos de foie, bombones de queso de la Peral, pulpo, gambas a la gabardina, anchoas, chupitos de bullabesa, entre otros entrantes de la casa.
Tras el cóctel, se suele optar por los platos clásicos de la saga hostelera que lleva triunfando desde hace tres generaciones. Bogavante, lubina al champán, solomillo con puré de patata, y de postre la especialidad es el tocinillo de cielo con leche merengada. Aunque seguramente también se sirva una tarta nupcial como manda la tradición. ¿Habrán optado los Fernández-Vega por los clásicos o preferirán innovar?