El vino fuente de salud
Entre las bondades del vino destaca la presencia de un compuesto químico con propiedades mágicas, se trata del resveratrol. Por lo visto, igual que las ostras, el cacahuete y las nueces reduce la oxidación, tiene efectos anticancerígenos, antiinflamatorios y antienvejecimiento. Lo alucinante del asunto es que el resveratrol que contiene el vino posee “efectos similares a los que se logran tras un entrenamiento extensivo de resistencia”, según publica Miguel Ayuso en El Confidencial. Vamos que si odias ir el gimnasio y te bebes una copita de vino podría equivaler a un entrenamiento sudoroso, según dichas afirmaciones. La tesis expuesta concluye que potencia los efectos del ejercicio físico e, incluso, llega a sustituir en parte los beneficios de este.
El periodista expone incluso un estudio de la Universidad de Alberta (Canadá) realizado en 2012, donde se muestra que la administración en grandes dosis de resveratrol mejora el rendimiento físico, la capacidad cardiovascular y la fuerza muscular en ratas de laboratorio.
“Nos emocionamos cuando vimos que el resveratrol tenía efectos similares a los que se logran tras un entrenamiento extensivo de resistencia. Imediatamente vimos el potencial de esto pues se podría crear una píldora para mejorar el rendimiento del ejercicio”, argumenta el autor del estudio.
Además, recientemente el investigador checo Miloš Táborský presentó un estudio que aseguraba que el resveratrol contenido en el vino produce efectos beneficiosos, pero sólo entre aquellas personas que practican ejercicio. Según Táborský, “la combinación de ejercicio regular y consumo moderado de vino mejora los marcadores de la aterosclerosis, y podría proteger también del riesgo cardiovascular”.
Como han mostrado numerosos estudios, un consumo moderado de vino (no más de 2 o 3 copas al día) no parece tener efectos dañinos, pero sí numerosos beneficios.
El estudio parece ir en contra del objetivo de Dyck de demostrar que el resveratrol puede sustituir en parte al ejercicio físico, pero hay una notable diferencia: el investigador canadiense utilizaba únicamente el resveratrol y el checo el vino en conjunto.

