¿Qué hacer cuando alguien no distingue lo negro del blanco?

Hay tontos torpes pero los peores idiotas son los arrogantes e ignorantes. Catetos que meten la pata y que en lugar de pedir perdón se ponen chulitos y llegan al colmo de la gilipollez. Las cuentas claras y el chocolate espeso. A un socio no se le puede engañar, y menos aún en asuntos que son denunciables ante la Justicia.

«Amiguiños sí, pero la vaquiña por lo que vale», transmite el abuelo en la novela EL TESTAMENTO DEL GALLO, disponible en Amazon.

Si en una inspección fiscal se destapan asuntos turbios fruto de la mala gestión de los administradores, ¿quienes son los responsables?

No es lo mismo una segunda generación, donde los hermanos se conocen bien entre sí y generalmente figuran a partes iguales, que una tercera, o sucesivas, donde hay primos, sobrinos y otros familiares con cargos en la gestión, mientras unos trapichean como hijos de papá; otros no tienen derecho a oportunidades laborales dentro de la empresa familiar, ni a sueldo ni a dividendos, incluso con acciones en nuda propiedad donde el conyuge figura como usufructuario. Por tanto, se tienen obligaciones pero escasos ingresos monetarios.

Y según va creciendo la familia, las desigualdades también crecen. Asimismo, con la crisis económica y sanitaria se pueden acentuar las desavenencias. Si para más INRI, llega el inspector fiscal con las sanciones por gestionar el cotarro en beneficio de los mangantes, estos deberían ser los responsables de las multas fiscales, y no el resto de socios que han sido engañados. Para esclarecer el asunto, es necesario denunciar las presuntas ilegalidades ante la Justicia, que el Juez decida y dicte sentencia.

Algunos sucesores «equivocados» confunden propiedad y dirección, piensan que por tener un puesto de conveniencia por su apellido, tienen derecho a robar al resto de propietarios y, como en ocasiones, son sus propios hermanos, estos se van a callar la boca para no alterar la paz familiar. Todo queda en familia… El silencio es mayor aún si la salud de un padre es delicada y si temes disgustar a una madre que prefiere ignorar los problemas.

Entretanto, los mangantes se aprovechan y chupan del bote todo lo que pueden, Al final, «Yo quiero mucho a mi hermano pero que se joda», es la forma de pensar de los dictadorzuelos sin escrúpulos.

«Para eso trabajo en la empresa, se hace lo que yo diga que soy el que manda», comentan sin rubor. Frases estúpidas que no admiten los derechos del resto de los socios ni el cumplimiento de las leyes,

Cuando se empieza a jugar con dinero negro, el jaleo está asegurado y la bomba de relojería estallará en el peor momento. Ocurre en las mejores sagas familiares. Parecían tan unidos y, de repente, todo son pleitos.

Los más «zorros» disfrazan los sobresueldos en pluses y en horas extras, aunque entran y salen de la empresa cuando les da la gana. Pierden la verguenza y delinquen ante las narices de sus parientes más disidentes con total desfachatez y sin dar explicaciones. Se piden cuentas y se manipula la información, se engaña y los asesores terminan también metiendo mano en el trozo del pastel. A río revuelto, ganancia de pescadores…

“¡Hay que apechugar y aguantar!”, comenta la madre, resignada y dominada por un dictador machista que le hace la vida insufrible. La frase es un simple apunte de la segunda parte de la novela El testamento del Gallo, a la venta en Amazon; escrita por Alfredo Muñiz.

Cuando alguien no distingue lo negro del blanco, el juez tiene la última palabra para sentenciar de que color es la verdad.

Una mente libre no debe encogerse de hombros ante la injusticia, la ilegalidad ni ante la carencia de ética empresarial y familiar. El desprecio, la discriminación y la falta de escrúpulos tiene que enmendarse. Carlotiña propone la venganza japonesa…, pero no voy a hacer spoiler.

El mayor cáncer de una empresa familiar es la ignorancia

La mayor enfermedad mortífera para una empresa familiar es ser liderada por un ignorante que ignora su propia ignorancia. Que se cree poseedor de la verdad absoluta y que no respeta la legislación vigente ni la verdad. Que juega con las cartas marcadas, que engaña con medias verdades y con mentiras absolutas. Que llega a comprar a sus asesores para manipular la realidad. Que desoye las alternativas para solucionar los conflictos. Que prefiere huir hacia adelante y dejar que todo siga igual, aunque las circunstancias sean distintas conforme evoluciona el negocio.

Mi frase favorita del prodigioso cerebro de Einstein es: “Locura es hacer lo mismo una y otra vez y esperar resultados diferentes”.

Un empresario ignorante del mundo jurídico y que quiere seguir haciendo las cosas en contra de la ley, incluso después de recibir sanciones de la Hacienda Pública a causa de su mala praxis, es un arma de destrucción de su propio imperio. Si se envía un burofax, se hace constar en acta en la Junta General ante notario, se recuerda a los tres meses y se sigue delinquiendo, la única alternativa es el Juzgado.

Nadie debería aprovecharse a costa de la ignorancia provocada por la falta de transparencia para beneficiar sus propios intereses y perjudicar la de otros socios minoritarios, que para más inri pueden involucrarse en riesgos fiscales por la mala gestión de los administradores. La gran dicotomía surge cuando se tiene que elegir entre una ruptura familiar para que se haga Justicia. Cuando se descubren asuntos turbios y no se quieren enmendar. ¿Cómo proceder?, ¿permitir que te roben en la cara por la paz familiar o denunciar a los mangantes Pinochos que crean negocio con trapicheos ilegales con el consiguiente riesgo de sanciones fiscales?

Lo sensato sería al descubrir una grave incertidumbre reservar todos los derechos de llevar a juicio a los administradores ante una incidencia sobre la legítima hereditaria con una carta notarial que acredite las irregularidades descubiertas. Asimismo, reclamar la responsabilidad de los administradores con una codemanda al asesor o asesores que participan en la trama presuntamente corrupta.

Las cuentas claras y el chocolate espeso

En un grupo de sociedades, cada sociedad debe reflejar sus gastos e ingresos reales. Se podrían impugnar los balances o buscar una solución jurídica y contable para enmendar posibles errores cometidos en el pasado. No obstante, ¿qué hacer cuando se agotan las vías de una negociación amistosa?, ¿qué hacer cuando se intenta nombrar a un mediador familiar y resulta que los “aprovechados” de la familia intentan engañarte?, ¿qué hacer cuando se descubren riesgos de naturaleza tributaria y de naturaleza societaria y no se quieres enmendar?, ¿qué hacer cuando el auditor emite una carta de sugerencias que se ignora y se oculta al resto de socios?, ¿qué ocurre cuando se utilizan prejuicios y suposiciones sin base jurídica ni pericial real?, ¿qué hacer cuando se descubre que no se pagan rentas por inmuebles que te pertenecen?, ¿qué hacer cuando se destapa que no existen escrituras públicas de inmuebles que se utilizan como propiedad proindiviso cuando en realidad se confunde la figura del propietario con la del inquilino sin contrato?, ¿qué hacer cuando no aparecen en las cuentas de la sociedad ventas de inmuebles pertenecientes a varios socios?, ¿qué hacer cuando no se respeta la voluntad de anteriores herencias porque se engañaron a los testadores?

La única salida es un pleito de responsabilidad a los administradores y/o a los familiares con una codemanda al asesor ante el intento de disfrazar la realidad. Las consecuencias es una ruptura familiar que desembocará en secuelas negativas para la empresa. Gastos en abogados y juicios, disgustos y discusiones por no saber dialogar, en definitiva, por ignorancia supina.

La estupidez de los dictadorzuelos es infinita y perdurable en el tiempo. Se creen los amos del cortijo, se consideran inmunes a las leyes como si fueran monarcas y hasta con bula papal para ir a comulgar incumpliendo los mandamientos de la Empresa Familar. Confunden propiedad y dirección, piensan que por tener un puesto de conveniencia por su apellido, tienen derecho a robar a los propietarios y como son de la familia se van a callar la boca. Disfrazan los sobresueldos en pluses y en horas extras aunque entran y salen de la empresa cuando les da la gana. Pierden la verguenza y delinquen ante las narices de los socios más disidentes con total desfachatez.

Decálogo de los 10 mandamientos para lograr la continuidad de una Empresa Familiar y la armonía en una Familia Propietaria

  1. Comunicación: diálogo con una información clara y trasparente.
  2. Evaluación del desempeño de la Dirección y rendición de cuentas.
  3. Impulsar hábitos saludables para estimular la armonía entre la familia propietaria y sus relaciones con la empresa.
  4. Promocionar los méritos por encima de los apellidos.
  5. Retribuir de acuerdo a los logros.
  6. Profesionalización del Consejo de Administración.
  7. Implementar un Gobierno Corporativo que busque la continuidad ofreciendo confianza a los accionistas, proveedores, clientes, instituciones bancarias, posibles inversionistas y sociedad en general.
  8. Planificar la sucesión con tiempo, con corazón y con cabeza.
  9. Diversificar: no poner todos los huevos en la misma cesta.
  10. Inculcar amor por la empresa a los herederos; transmitiendo valores como el respeto, la honestidad, la sinceridad, el esfuerzo, la generosidad, la honradez. En definitiva, promover el amor a la familia y a la empresa.

El relevo generacional: una fuente de conflictos

No es lo mismo una segunda generación, donde los hermanos se conocen bien entre sí, que una tercera, o siguientes, donde hay primos, sobrinos y otros familiares con cargos en la gestión, mientras unos trapichean como hijos de papá o de mamá; otros no tienen derecho a oportunidades laborales dentro de la empresa familiar. Y según va creciendo la familia, las desigualdades también crecen. Asimismo, con la crisis económica y sanitaria se pueden acentuar las desavenencias.

En muchos casos, se crea un “sindicato” de agraviados y resentidos que puede terminar rebelándose contra el orden establecido, en beneficio de los privilegiados. Es preciso buscar soluciones mediante un protocolo familiar consensuado por los herederos, que otorgue las mismas oportunidades a todos los miembros de la Familia Propietaria.

Además, es de vital relevancia la profesionalización del Gobierno de la Empresa Familiar.

Una empresa familiar es como una silla con tres patas que sirven de apoyo: FAMILIA, EMPRESA Y PROPIEDAD. La regla de oro del verdadero líder es buscar un equilibrio entre los tres pilares, teniendo en cuenta que siempre hay alguna pata que cojea. En el modelo que describimos en la imagen superior, es necesario identificar los intereses de cada círculo y observar cómo interactúan entre sí. Corrigiendo los desajustes y desequilibrios que pueden provocar el fin de la empresa, del patrimonio y de la unidad familiar. Es preciso establecer unas reglas claras y transparentes que respeten los intereses de todas las partes involucradas.

Fomentando la comunicación y la convivencia entre los tres pilares: FAMILIA, EMPRESA Y PROPIEDAD. Igual que el famoso decálogo del Monte Sinaí, cada Familia Empresaria debería redactar sus propios mandamientos. Y de la misma forma que el profeta Moisés, el que firma esta columna les propone su propia tabla para que sirva de ejemplo.

El botiquín de supervivencia de una Empresa Familiar

Una gestión empresarial con éxito en sus resultados, no es suficiente para garantizar un buen funcionamiento de la Familia Empresaria.

El respeto a los intereses de todos los integrantes de la propiedad es condición sine qua non. Por tanto, deben encauzarse las vías para informar, escuchar a todos, tenerlos en cuenta en las decisiones más relevantes, e implementar acciones correctivas en caso necesario. Impulsando revisiones constantes, modificaciones o correcciones según la evolución y desarrollo del negocio y de sus stakeholders, es decir, personas u organizaciones que se relacionan con las actividades y decisiones de la empresa, accionistas, empleados, proveedores, clientes, el Gobierno (principalmente Hacienda…), entre otros. Buscando siempre el equilibrio, con el objetivo de mantener una Empresa Sana y una Familia Unida. Informa Alfredo Muñiz.

Relacionado: Reto: empresa sana y familia unida.

Webinar sobre el relevo empresarial, los errores a evitar y la subjetividad en la valoración de empresas

“Tres clases hay de ignorancia, no saber lo que debiera saberse, saber mal lo que se sabe, y saber lo que no debiera saberse”, defendía Francois de la Rochefoucauld.

La ignorancia llega a degradar al hombre cuando va acompañada de repercusiones en los beneficios empresariales. Aunque casualmente, los ignorantes siempre se confunden en beneficio propio…

La ignorancia se convierte en tiniebla ante la falta de transparencia y las manipulaciones en la comunicación, tergiversando la realidad a límites insospechados, se llega a tratar al perjudicado como a un idiota ignorante.

Un buque de guerra se puede defender con un cañón de artillería pesada, cargado de municiones, o bien, con un cañón de postureo que solo sirva para aparentar. El gran cáncer de la empresa familiar es cuando se lidera el buque con un cañón que por ignorancia no se sabe si va a funcionar.

Hay tontos torpes pero los peores idiotas son los arrogantes e ignorantes. Catetos que meten la pata y que en lugar de pedir perdón se ponen chulitos y llegan al colmo de la gilipollez.

«Dos cosas son infinitas: la estupidez humana y el universo; y no estoy seguro de lo segundo». «No todo lo que cuenta puede ser cuantificado, y no todo lo que puede ser cuantificado cuenta», sentenció Albert Einstein quien también defendía: “Todo el mundo es un genio, pero si juzgas a un pez por su habilidad de escalar un árbol, pasará su vida entera creyendo que es un inútil”.

La gran incógnita de la segunda parte de El testamento del Gallo, a la venta en Amazon, es que después de que unos familiares llevan una vida abusando de los beneficios empresariales y cuando ya se tienen todas las evidencias que demuestran los delitos. ¿Qué hacer?, ¿Volver a intentar regularizar la situación después de haberlo intentado por vía amistosa durante décadas?, ¿impugnar directamente los balances?, ¿exigir una compensación y salir de la mafia familiar?, o ¿denunciar directamente y que tus abogados defiendan tus intereses? Veremos.

Cuando alguien no distingue lo negro del blanco, el juez tiene la última palabra para sentenciar de que color es la verdad.

Contraportada de El testamento del Gallo, retrato de Alfredo Muñiz.

Algunos de mis amigos ya habéis leído la primera parte de la divertida historia, contada en clave de humor, pero con un trasfondo trágico, contarme cómo os gustaría que continuara la narración y vuestro propio desenlace. Hasta estoy barajando la posibilidad de crear dos finales con distintos puntos de vista para que se vean las diferentes repercusiones y consecuencias de actuar de forma ética o de manera ignorante y sin escrúpulos. Aunque no olviden que la realidad siempre supera a la ficción. Entretanto, Mercedes Sosa continúa cantando: «Gracias a la vida que me ha dado tanto. Me dio dos luceros que cuando los abro. Perfecto distingo lo negro del blanco. Y en el alto cielo su fondo estrellado. Y en las multitudes el hombre que yo amo»

El testamento del Gallo en tapa dura especial para regalo

Una novela que te hará reír, divertirte, reflexionar, viajar, sentir y descubrirás alternativas constructivas a los conflictos más complicados.

La historia te trasladará a lugares de ensueño. Además, la banda sonora dará luz a tu vida. En algunos capítulos encontrarás códigos QR de las canciones relacionadas con el texto y podrás ver los vídeos correspondientes. A la venta en tapa dura, especial para regalo, y hasta puedes contratar una caja especial para regalo. También existe la versión en tapa blanda.

La novela comienza a venderse en librerías asturianas, además de Amazon, de momento, la encontrarás en Avilés en la librería Clarín, en la calle Francisco Orejas, en La Casona de Rivero y en la librería Ene en los arcos de la calle Galiana. En Salinas, se vende en Arlequín, en la calle Luis Treillard. Y muy pronto saldrá el e-book y el audiolibro. Informa Alfredo Muñiz.

Contacto: contacto@eltestamentodelgallo.com

Os dejo con la opinión de los bebés satánicos:

Portada de El testamento del Gallo, escrita por Alfredo Muñiz.

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