Hace una semana os propuse finalizar el siguiente cuento: El caso del material sanitario defectuoso, ¿será un cuento chino? »
Reproducimos las respuestas más «educadas»…, he censurado otras que contenían mensajes ofensivos e insultos. Informa Alfredo Muñiz.
Final 1 de José de Madrid:
El presidente de ese gobierno le preguntaba a sus cincuenta ministros, vicepresidentes y comité de «inexpertos»: ¿quién es el más listo, más guapo e impostado de todos los presidentes de Comunolandia?
Y todos a una coreaban desde el castillo de Galapagartroika donde habitaba sola y borracha la bruja Cornud- linda: “Oh bello Pecapiedrín Peter, tú eres el escogido para guiarnos”.
La presidenta consorte, encantada de conocerse daba saltitos de contenta, rodeada de unas amiguitas con unos Epis fucsia diseñados para la ocasión por Susan Bioeasy Biotechnology, una afamada intermediaria textil experta en la fabricación de alforjas.
Para tan sonada ocasión el asesor en fabricación de cócteles molotov, Paul Konkubinator, fue a su supermercado de cabecera con unos guantes de puntilla y la mascarilla a juego rodeado de dos guardias civiles de paisano mientras los clientes alababan su rapidez en salir pitando del local.
En el castillo de Galapagartroika los acontecimientos seguían su curso, el ministro del Interior seguía con sus clases de dicción desde el mismo pupitre que la vicepresidenta, ensayando y repitiendo incesantemente » hay que minimizar la crítica a la gestió del gobiezno» jugando con unas marionetas de trapo en el guiñol de Monklovilandia.
La comitiva de Galapagartroika salió a pasear por la laguna de Narcisolander, en primer lugar iba Pecapiedrín Peter Narciso de Leroisemua, acompañado de su esposa experta IE, a corta distancia les seguía Cornud- linda y Paul Konkubinator, seguidos de su pequeño hijo putativo dentro de su sillita.
Cuando llegaron a la laguna Pecapiedrín Peter vio su cara reflejada en el agua y fue tal su emoción que colapsó víctima del síndrome de Stendhal al ver tanta belleza y sus sueños hechos realidad.
Al día siguiente cuando se despertó y se dio cuenta que 25.000 súbditos y súbditas habían fallecido, consultó a su comité de expertos y decidió que en homenaje a ellos se iba a poner una tiara negra, de azabache y acero, símbolo de la joyería de luto en el siglo XIX.
Tan negra como su corazón.
Tan negra como su conciencia.
Final 2 de Josefina de Asturias:
Aunque el gran líder no demostraba tener gran capacidad para gobernar esta situación, sin embargo los ciudadanos demostraron tenerla para solventar el problema quedándose en casa y obedeciendo las instrucciones del líder a pesar de no estar todos de acuerdo con él, gracias a estos ciudadanos responsables que demostraron tener tanta paciencia y a sus cuidadores los sanitarios que se jugaron la vida por todos ellos, el virus fue desapareciendo lentamente hasta su total desaparición.