La historia de Egipto parece sacada de una novela de aventuras o de una película de Indiana Jones. Aunque la realidad siempre supera a la ficción. El país de las pirámides es una fuente inagotable de hallazgos arqueológicos milenarios.
El último descubrimiento tuvo lugar en Abidos, capital del nomo VIII del Alto Egipto. Abidos fue una de las ciudades más influyentes del Alto Egipto, con importancia política desde la dinastía XIX.
Ahora sabemos la existencia de un monarca desconocido al encontrarse su tumba real a unos siete metros de profundidad. “La cámara funeraria de piedra caliza pertenece a un rey del Alto Egipto que perteneció a las dinastías reales que gobernaron el territorio entre 1700 a.C y 1600 a.C.”, según destaca el Ministerio egipcio de Turismo y Antigüedades.
Una misión arqueológica egipcio-estadounidense fue la descubridora de la tumba perteneciente al Segundo Período Intermedio en el cementerio “Monte Anubis” de Abidos, situado en la provincia central de Sohag.
Pepy I, faraón de la Dinastía VI, construyó una capilla funeraria que con los años se convirtió en el Gran templo de Osiris, cuyas ruinas aún perduran dentro del recinto de la ciudad. Abidos se convirtió así en el principal lugar del culto a Osiris.
Desde los primeros tiempos, Abidos fue un importante centro de culto, primero del dios local Jentyamentiu, y más tarde de Osiris, a partir del final del Imperio Antiguo. El cementerio protodinástico fue identificado como el lugar del enterramiento de Osiris, y la tumba del faraón Dyer fue considerada la mitológica tumba de Osiris.
El culto a Osiris, en el que se representaba ritualmente la muerte y resurrección del dios, atraía a peregrinos de todos los rincones del país. Mucha gente deseaba participar en estas ceremonias en las cuales se realizaban ritos con procesos de dolor y muerte para luego poder resurgir o revivir en un mundo y con una conciencia completamente nueva.
En la zona se encuentra la necrópolis de Umm el-Qaab, donde se enterraron los reyes predinásticos y de las primeras dinastías de Egipto. En el Imperio Nuevo, algunos faraones ordenaron construirse cenotafios en Abidos; destacan los templos funerarios de Seti I y Ramsés II, gobernantes de la dinastía XIX.
Hace once años se descubrió la tumba del faraón Seneb Kay.
Hace unos nueve años se descubrió una ciudad y un cementerio que data de más de 5.300 años, las ruinas de este asentamiento se encuentran a unos 400 metros del templo de Seti I.
Seguro que en el futuro aparecerán nuevos hallazgos de la civilización más trabajadora de la Antigüedad.
Informa Alfredo Muñiz. Relacionado:
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