Los homeless o «sin techo» han proliferado con la crisis, quizá algunos profesionales se vean obligados a ir cambiando de domicilio para adaptarse a los nuevos tiempos. Así Jorge Nicolas Serrano ha pasado de colaborar con el Niemeyer en la etapa de los Morán, a sacar a delante el proyecto del pub «Cherry Lane» en Salinas durante el pasado verano. Para después trasladarse a Oviedo y sorprender con sus cócteles a la salida de la ópera del Campoamor, no en vano ejerce como jefe de barra en el «Ópera Café».
A sus 32 años se ha forjado una carrera en el complicado mundillo de la coctelería, después de soñar con hacerse abogado. Apasionado de la gastronomía colabora igualmente con el cocinero Koldo Miranda, y en sus ratos libres asesora proyectos hosteleros que comienzan su singladura coctelera. En su trayectoria profesional figura también su paso por «Black bar» y el «Hotel Barceló».
Serrano es un apasionado de la cocteleria «tiki», basada en una cultura surgida en los años 30 en Estados Unidos e inspirada en las islas de la Polinesia con su música y sus cócteles exóticos. Asimismo, le gusta competir. Ha sido campeón y finalista coctelero en diversas ocasiones; el último concurso en el que ha participado se ha celebrado hace unos meses en Barcelona en la categoría sidecar para varios productos franceses.
«Los campeonatos son para divertirse, tengo un grado de competitividad muy alto pero cuando algo no sale bien o tienes que hacer autocrítica lo mejor es asumirlo y seguir adelante», declara tras su reciente descalificación de la «World Class», la mejor competición del mundo de cocktails. «No me lo he tomado muy bien porque soy competitivo. He fallado a la hora de exponer la idea porque hablo muy rápido y a veces reconozco que no se me entiende. No obstante, el balance y el trabajo técnico del trago lo ejecute bien pero falle en la explicación».
Un tequila infusionado en te de pera, Grand Marnier Rouge, y falernum (un mix de especias de barbados a base de almendra, clavo, canela y jengibre) son los ingredientes utilizados en su ponche estrella. Finalmente se termina con pechayd bitter, un amargo anisado que ensambla fenomenal con el cognac, da personalidad y equilibra la mezcla. Como resultado se obtiene un ponche híbrido entre dos de los tragos americanos mas potentes de la historia, conocidos como el sazerac (1806), y la margarita(1919).
Actualmente el bartender se encuentra en la final del campeonato poshmakers, una empresa londinense muy potente. Entre sus retos de futuro destaca un viaje a Nueva York para realizar una demostración en el «Employees Only». Entretanto está encantado con su trabajo en el «Ópera Café». Aunque su gran ilusión es poder desarrollar sus sueños en un local con total autonomía. ¿Un bartender sin techo? Más bien diría yo: «un bartender buscando casoplón…» Informa Alfredo Muñiz.