El presidente del Principado de Asturias, Adrián Barbón, y el vicepresidente Juan Cofiño se encuentran en cuarentena preventiva por haber sido contacto estrecho de un positivo por coronavirus.
Días antes, Barbón solicitó al Gobierno el confinamiento domiciliario de Asturias, dicha propuesta desaprobada por el ministro Salvador Illa. Entretanto se ha cerrado la hostelería y actividades no esenciales, lo cual provocará un mayor desastre económico para la región.
Ante el desconcierto y la incertidumbre generada por el caos sanitario, nos preguntamos: ¿qué ocurrió para pasar de ser un ejemplo en la gestión del coronavirus a ser la primera región de España en solicitar el confinamiento?, ¿la situación estaba controlada gracias a la suerte?, ¿influyeron las malas conexiones de Asturias con el resto de España?, ¿puede un sistema sanitario colapsarse por una mala gestión o por negligencia de los ciudadanos?, ¿qué ha pasado con los rastreadores en Asturias?, ¿qué ha fallado en su estrategia?
Hace unos meses la Organización Mundial de la Salud ponía como ejemplo a Asturias y ahora languidece en el desconcierto. ¿Qué ocurrió?
Es cierto que se trata de un virus desconocido que nadie sabe cómo se va a comportar, pero el presidente Barbón durante el verano criticaba a Isabel Díaz Ayuso, presidente de la comunidad de Madrid, y denunciaba las fiestas de los jóvenes madrileños, pero ¿intervenía y tomaba medidas para acabar con los desmadres en las zonas de veraneo del Principado?
¿Se tomaron las medidas necesarias en RENFE para luchar contra el virus?. Véase el vídeo: ¿Por qué RENFE concentra todos los pasajeros en un vagón? ¿Se planificaron las consecuencias anunciadas de una segunda ola?, ¿no había presupuesto suficiente para planificar los recursos necesarios?, ¿se contrataron sanitarios para paliar las deficiencias detectadas?
Ahora la solución es el encierro, condenar a Asturias y posiblemente al resto de España a la ruina. Es evidente que la gestión sanitaria ha fracasado. La gran duda: ¿la culpa solo es de los ciudadanos irresponsables?, ¿algún político ha asumido responsabilidades?, ¿algún político se ha ajustado el cinturón?, ¿es posible que ante las circunstancias actuales los políticos se hayan subido el sueldo?
Seguramente, las próximas generaciones sentenciarán: “Entre todos la mataron y ella solita se murió ….”
Ánimo a todos los sectores perjudicados y mi apoyo de corazón a los profesionales sanitarios que siguen siendo los héroes de la película de terror. Como escribió Lope de Vega: «¿Quién mató al comendador? ¡Fuenteovejuna, señor!». Informa Alfredo Muñiz
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