La noche de San Juan es mágica para los que se divierten saltando hogueras o invocando ritos ligados a la fertilidad y a la purificación. Sin embargo, la triste realidad es que la velada no es milagrosa.
Los logros se consiguen con el trabajo del día a día, y no con conjuros que se difunden por las redes sociales o en novelas como El testamento del Gallo.
Si tu novio se ha marchado con otra y vive feliz, búscate un nuevo maromo, y déjate de chorradas de “amarres” o súplicas divinas. Si tu hermana te ha robado, no esperes que te devuelva el botín por quemar un papelito con los malos rollos. O si una empresa familiar está en decadencia, ni San Juan ni la Virgen de Covadonga ni el demonio va a resolverlo. Si un jarrón se rompe podrás pegarlo con loctite, pero quedarán las marcas. En el caso de las relaciones humanas, las heridas se pueden curar, pero las cicatrices permanecerán para siempre.
San Juan coincide con la entrada del verano y con la quincena de las Juntas Generales de Accionistas.
En caso de grupos de empresas familiares, recordemos que se debe velar a San Juan por los tres cimientos básicos: la empresa (el negocio), la propiedad y la familia. El líder debe saber equilibrar las tres patas del imperio con principios éticos y respetando la legalidad. Si se daña los intereses de la familia o de la propiedad por el bien del negocio, comienza el declive que puede desembocar en guerras, juicios e incluso cárcel.
¡Qué San Juan coja a algunos confesaos! La mejor función de las hogueras es asar sardinas y chorizos …
Fuego y agua purificadora de San Juan
“Esta noche celebramos la noche de San Juan. Rendimos culto al fuego con hogueras, las cacharelas o lumeiradas, y veneramos el agua con los baños sagrados. Se organizan ritos ligados a la fertilidad y purificación. Se espantan los espíritus malignos”. (…) “La tradición manda saltar la hoguera nueve veces para lograr protección y buena suerte. Muchas mujeres también reciben nueve olas en la playa para aumentar la fertilidad”, explica Basi Xouto en la novela El testamento del Gallo de Alfredo Muñiz.
En la oscuridad de la noche, Basi añade al aguardiente de orujo, azúcar, corteza de limón y unos granos de café sin moler. Luego, da el toque final al brebaje, levantando el orujo con un cucharón en llamas, y dejándolo caer en el recipiente de barro. El fuego azul se apodera de la escena nocturna, mientras recita el conxuro y mira a los ojos a Jasmine:
“Búhos, lechuzas, sapos y brujas;
Demonios, duendes y diablos;
espíritus de las vegas llenas de niebla,
cuervos, salamandras y hechiceras;
rabo erguido de gato negro
y todos los hechizos de las curanderas…”.