La avaricia rompe el saco
La mezquindad, en ocasiones, supone la autodestrucción de la familia y de la empresa. El egoísmo, combinado con el poder y el dinero ciega a los más tramposos y farsantes que pueden ser acusados de fraude. Solo tienen que leer la comedia del verano: EL TESTAMENTO DEL GALLO, disponible en Amazon. En estos momentos me encuentro en Ibiza, escribiendo la segunda parte, les adelanto que la indemnización que tendrán que pagar los herederos ladrones supera muy por encima sus desfalcos. Así las cosas, o los minoritarios se quedan con la totalidad de la granja de “Los Xouto, gallinas y otros animales” o los caciques se empeñan hasta las cejas para compensar los daños económicos ocasionados con sus trapicheos societarios.
Entretanto, Josemita y Monoliño tiran sus últimos cartuchos en libertad. Lo que desconocen es que Carlota ha interpuesto una demanda, pero ellos con su caradura desbordada, siguen creyéndose intocables.
Pese a los burofax y correos electrónicos recibidos, no han respondido a su socia, ni le han enviado la información solicitada. Lo cual demuestra su descortesía y torpeza, que añadirá agravantes a los delitos cometidos.
La sorpresa fue mayúscula cuando los patéticos gestores de pacotilla recibieron la citación del Juzgado con una demanda que incluía la actuación de su lacayo Agapito, el asesor que ahora tendrá que rendir cuentas de sus tropelías jurídicas ante el Juez y ante el Colegio de Abogados. Informa Alfredo Muñiz.