Viajar a Cuba es siempre una experiencia gratificante llena de sorpresas. Además de mujeres lindas, playas paradisíacas, ron, tabaco y salsa; Cuba tiene un no sé qué y un qué sé yo, que la hace única y mágica.
Un paseo por la Habana Vieja donde descubrimos la nostalgia de un pasado glorioso que continúa latiendo con encanto. Esos ritmos que se escuchan por las ventanas: los guagancos callejeros.

La visita a un paladar, esos restaurantes llenos de sabor cubano donde nos sorprenden con su gastronomía. A bote pronto, me viene a la mente “el paladar de San Cristóbal” que visitó el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, durante su estancia en La Habana, o el icónico “Fresa y Chocolate” que se encuentra en un edificio reconstruido de la Habana Vieja, donde se rodó la película cubana “Fresa y chocolate”.
El Hotel Nacional es otro de esos lugares fascinantes que nos hacen viajar a épocas pasadas cuando Hemingway o Al Caponé conquistaban la perla del Caribe. Allí, se encuentra el espectáculo del Cabaret Parisien.
El Floridita o La Bodeguita del Medio siempre nos reciben con música de salsa, y un daiquiri o un mojito.
La plaza de la Catedral con sus pitonisas santeras y la estatua de nuestro bailarín Antonio Gades.
El Malecón, el paseo más icónico de Cuba con sus gentes que enamoran. Ese acento cubano, esa gracia y esa dignidad. El Gran Teatro de La Habana “Alicia Alonso”, el Capitolio y su entorno.

Los coches antiguos de los años 50 y 60, esos descapotables de colores y esos “almendrones” que circulan por arte de magia, eternamente jóvenes.
La heladería Coppelia en medio de un parque, o el Callejón de Hamel con sus pinturas, murales y esculturas que rinden tributo a las deidades afrocubanas, Shangó, Oshún y Yemayé, entre otras.
Una visita al Complejo Morro; la Plaza de la Revolución; el Vedado y una puesta de sol en el Malecón, podrían ser algunos de los imprescindibles de un paseo por La Habana.
Aunque Cuba es mucho más, desde un viaje a Cayo Largo para disfrutar de sus playas, a una visita a Viñales en Pinar del Rio donde un oasis de verdor nos mostrará la Tierra de los puros.
Un recorrido por la Cueva del Indio, con su río subterráneo de 300 metros; visita al Mural de la Prehistoria, un mogote pintado con diferentes etapas de la evolución. Parada en el mirador de Los Jazmines.
Por toda la isla se encuentran lugares mágicos, la Villa de la Santísima Trinidad, Patrimonio de la Humanidad, Ciudad Artesanal y Creativa del Mundo, Monumento Nacional de Cuba.
En Guama, se puede visitar un criadero de cocodrilos y una aldea taina.
Cienfuegos, Matanzas, Varadero, Santiago de Cuba. Siempre nos quedará un buen sabor para regresar y continuar fascinándonos con la perla del Caribe. Alfredo Muñiz.