La obsesión por el sexo en el Antiguo Egipto se mantiene patente en multitud de frisos con el dios de la fertilidad en erección y escenas de atrevidas prácticas sexuales. Ramsés II fue el faraón más libidinoso y Cleopatra la reina con más deseo sexual, los egipcios picarones la tachan de ninfómana. La última gobernanta de Egipto logró ligar con celebridades como Julio César y Marco Antonio, desconocemos si disfrutaba de esclavos sexuales pero las lenguas más viperinas murmuran que utilizaba un vibrador hecho con un rollo de papiro en cuyo interior se depositaban abejas para estimular sus partes más íntimas. Al parecer Cleopatra era famosa por sus habilidades feladoras y sus encantos naturales.
A Julio César lo conquistó en Alejandría escondida en una alfombra real con un despampanante vestido que cautivó al romano. A Marco Antonio lo citó en un romántico buque donde apareció ataviada de Afrodita con sus siervos vestidos de Cupidos. Los más chismosos cotillean que formó un club de “borrachera” con Marco Antonio. Los enamorados, según las habladurías, participaban en multitud de lujuriosas orgías regidas por la gula. La leyenda entorno a Cleopatra también asegura que su secreto de belleza era bañarse en leche de burra para hidratar su hermosa piel. Algunos historiadores defienden su “castidad” y argumentan que su reputación promiscua podría ser fruto de una campaña romana de desprestigio, maquinada por Augusto.
Sea como fuere, Cleopatra fue diplomática, comandante naval, lingüista y escritora de tratados médicos. Dominaba varios idiomas, estudió matemáticas, filosofía, oratoria y astronomía. Las tropas romanas vencedoras invadieron Egipto 30 a. C. y derrotaron a las de Antonio, tras lo cual se suicidó. Cuando Cleopatra supo que Octavio pretendía llevarla a Roma para exhibirla en una procesión de triunfo, también se inmoló; una de las hipótesis es que fue mordida por una serpiente venenosa. Su vida fue protagonizada por Elizabeth Taylor en una película de Hollywood.
Cleopatra en un templo dedicado al amor
El Templo de Dendera, dedicado a Hathor, amante de Horus, diosa del amor, el placer y la fertilidad; es de época ptolemaica. Hathor es el equivalente a Afrodita para los grecorromanos. El templo permanece en un excelente estado de conservación gracias a que estuvo sepultado bajo la arena hasta el s. XIX.
En la parte trasera, de los muros exteriores, descubrimos magníficas representaciones de Cleopatra VII con su hijo, Cesarión, fruto de su relación con Julio Cesar.
El Templo de Dendera se inició en el s. II a.C., aunque es de estilo grecorromano, imita los diseños típicos de la arquitectura faraónica.
Es posible visitar las tumbas con una cripta oculta a la que se desciende por escaleras de bajo techo; en un pequeño tramo es necesario reptar. También se permite el acceso al tejado.
Abydos: sagrado para los antiguos egipcios
Dendera se puede visitar en una excursión de un día, en el mismo viaje se aprovecha para admirar la belleza de Abydos que se encuentra a 154 km de Luxor. Para los antiguos egipcios era el lugar más sagrado de la tierra. Allí se halla el Templo de Seti I (“Memnonium”), uno de los mejor conservados de Egipto, erigido durante el reinado de este faraón (1294-1279 a.C.), fundador de la XIX dinastía. Construido en piedra caliza blanca, este templo mortuorio posee algunos de los mejores bajorrelieves del Imperio Nuevo. Informa Alfredo Muñiz.
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