Recientemente se produjo un escándalo en el Vaticano por un suculento banquete. Así las cosas, nada se sabe si el Papa Francisco invitó a los reyes de España, Felipe VI y su consorte Letizia Ortiz de Borbón, a un ágape con pasta italiana, un chuletón argentino o una copita de vino de consagrar. Al menos, podrían haber tomado un café con dulces de los conventos de Roma que saben a gloria. O uno de esos helados de la ciudad del Vaticano que hacen las delicias de los turistas. Lo único que podemos constatar es que la reina de
España optó por un look un tanto moderno. Aunque utilizó el color blanco que se reserva a las reinas católicas no llevaba mantilla porque no se trataba de una celebración religiosa. Pues vale. ¿Le regalaría Felipe VI un jamón de Jabugo al Sumo Pontífice?, ¿invitaría el Papa a los reyes a un churrasco argentino? Todo es un misterio, ni PARAHORECA.COM ha podido desvelar el menú del Vaticano. Sabemos que Felipe VI le llevó de regalo un facsímil de relevancia histórica pero no piensan que el Sumo Pontífice preferiría una tarta de Santiago, un queso de tetilla o unos chorizos ibéricos.
Uno de los restaurantes favoritos del rey Juan Carlos en Roma es “Alfredo”, un establecimiento frecuentado por numerosos famosos del cine y la televisión. ¿Acudirían los reyes Felipe y Letizia a “Alfredo”? El asunto es top secret…, un secreto de Estado que contrasta con su afición por la pasta italiana. En Madrid sabemos que les gusta ir a “Don Giovanni” de Andrea Tumbarelo.
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Escándalo gastronómico en el Vaticano enfada al Papa Francisco
La gula es un pecado capital y el derroche en banquetes en tiempos de crisis no está bien visto por la alta jerarquía de la Iglesia Católica. Así las cosas, el Papa Francisco se cogió un cabreo de padre y muy señor mío cuando se enteró que 150 personas disfrutaron de un
banquete de 18.000 euros durante la ceremonia de canonización de Juan XXIII y Juan Pablo II. Igual que la Patiño en un Sálvame Deluxe se puso el Papa al enterarse de que el convite fue celebrado en la azotea de la prefectura vaticana de Asuntos Económicos situada sobre la plaza de San Pedro. Empresarios, religiosos y periodistas aprovecharon la ocasión para disfrutar de un suculento buffet que fue sufragado por dos patrocinadores privados, una petrolera y un seguro médico. “Puedo asegurar que estos episodios no volverán a producirse”, espetó un emisario del Papa al conocer la noticia.
Un catering con comunión…
Una católica relaciones públicas del Vaticano podría haber sido la organizadora, sin embargo la señora argumenta que todo es un complot para desacreditarla ante el Santo Padre: “Esta historia es una idiotez y se debe a que
mis enemigos me quieren desacreditar delante del Santo Padre. Yo estaba allí solo como miembro de la comisión. No he llamado a ninguna empresa. Todo lo ha organizado la prefectura. ¿Versaldi dice que no sabe nada? Puede decir lo que quiera. Yo no tengo necesidad de hacer lobby en el Vaticano: aquel día solo recé, me tomé una copa y me fui. Yo estoy concentrada en ayudar a los más necesitados, basta ver las fotos de mi Facebook”.
El sacerdote español Lucio Ángel Vallejo Balda, secretario de la prefectura de Asuntos Económicos, aparece repartiendo la comunión con las hostias metidas en un vaso del catering en unas fotos que circulan por las redes sociales. Estos detalles ponen al Papa los pelos de punta.

