Alejandro Sanz – Corazón Partío
Muchos lectores me piden que escriba la continuación de la historia de la comedia del verano, EL TESTAMENTO DEL GALLO, disponible en Amazon.
La novela invita a la reflexión y son muchos los seguidores que se ven identificados con alguno de los personajes. Hoy quiero enviar un mensaje de esperanza a los ninguneados en una empresa familiar, a los que se sienten que no pertenecen a una cultura societaria que les ignora, les desprecia y menosprecia, les oculta información, les engaña, les manipula, les acosa con presiones y comentarios impertinentes o con el simple silencio por respuesta.
La falta de cortesía, la carencia de empatía, el egoísmo y la ambición de poder y dinero llevan a situaciones incomprensibles donde se premia al ladrón y se critica al que intenta poner orden con la legislación vigente en la mano. Es el colmo del absurdo que solo puede entenderse si se vive en carne propia.
Los conflictos en cualquier familia es algo habitual, lo importante es saber gestionarlos con el diálogo, con la claridad, la transparencia y la búsqueda de acuerdos sin imponer cláusulas leoninas.
El gran problema es el exceso de favoritismo, la tendencia al caciquismo y a imponer la opinión y a defender los intereses solo de una parte. Sin considerar que existen otras alternativas, en estos casos lo mejor es contratar a un mediador familiar independiente que ayude a centrarse a las partes en los intereses comunes. No a un mediador para que intente convencer a una parte que se debe doblegar a los intereses de quien controla el cortijo que es lo que suele ocurrir.
En ocasiones, la mediación fracasa, siempre existe la salida de desvincularse completamente de la empresa familiar para llegar a la verdadera paz y tranquilidad. Evita la cordialidad hipócrita con cenas de navidad llenas de falsos abrazos para guardar las apariencias.
Les voy a revelar un trocito inédito de la segunda parte de EL TESTAMENTO DEL GALLO que acabo de escribir: «Carlota, mi consejo de amigo es que la vida puede ofrecerte maravillosas sorpresas en el momento en que sientes que te lo mereces. Tienes la obligación de vivir hasta el último aliento, hasta el último suspiro, hasta la última sonrisa. Pasa de esa familia que te hace desgraciada. Vive tu propia vida. Si quieres ser feliz tienes que vender tu participación en la granja. Negocia tu salida, puedes contar conmigo para ayudarte a volar como un águila desde la cumbre. Tú eres un águila, el resto son gallinas y otros animales…”. Alfredo Muñiz.