La cultura hispánica rebosa contradicciones, así lo lo ha reflejado The New York Times en un artículo sobre el contraste entre el lujo, la ostentación y las donaciones para la Semana Santa mientras parte de la población sufre necesidades. Fervor religioso en un país donde los pobres cada vez son más pobres debido al paro y a los recortes en gastos sociales. Entre los 3.000 habitantes de Albaida del Aljarafe, 509 personas están registradas como desempleadas pone como ejemplo The New York Times.
La Semana Santa consigue una tregua a la austeridad española
“Dolorés Gelo Suárez, una limpiadora jubilada de 70 años, con una pensión del estado de unos pocos cientos de euros al mes, vive sola en una casa llena de símbolos religiosos. La limpiadora jubilada ha donado 18.000 dólares para una túnica de oro que servirá para vestir un santo”, explica el diario americano. Otro de los ejemplos que cita es como 300 miembros de una hermandad en la iglesia de Olivares fundieron collares, anillos, monedas antiguas y otros objetos de oro para que su Virgen luciera una estupenda corona de oro en la procesión. Sorprende que dichas donaciones no se destinen a obras de caridad para sufragar a los menos pudientes. “El nuevo Papa Francisco ha sugerido que los pobres sean el corazón de su misión”, recuerda The New York Times.
Entretanto los ayuntamientos españoles se encuentran en época de vacas flacas, “enterrados en deuda” desde que “estalló la burbuja inmobiliaria en 2008”. “La crisis nos afecta a todos, por eso nuestro objetivo es autofinanciarnos, no depender de subvenciones y gastar sólo lo que tenemos”, defiende un miembro de una de las hermandades de Olivares.
Los privilegios de la Iglesia


