Pablo Iglesias, su pareja Irene Montero, sus retoños y su séquito de guardaespaldas se trasladaron al Principado de Asturias, cuna de la Reconquista, para disfrutar de unos días de vacaciones. Sin embargo, el vicepresidente no se siente querido por los asturianos y decide marcharse. Por lo visto, ha recibido comentarios no muy gratos por las redes sociales. Además, una pintada en plena carretera del pueblo le recuerda: “Coletas, rata”, y encima sus disidentes se acercan al pueblo para darle a entender que no es bienvenido, algo que se conoce como escrache. Lo simpático del asunto es que el impulsor de “hacer la vida imposible a los políticos” fue el propio Pablo Iglesias cuando no formaba parte del Gobierno. Entonces, el Coletas calificaba de “jarabe democrático” lo que ahora está viviendo en sus propias carnes. Está claro que el acoso es injustificable a todo el mundo, independientemente de su ideología. Informa Alfredo Muñiz. Relacionado:
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