El lujoso Hotel Ritz de cinco estrellas fue el lugar elegido por el exministro socialista José Bono para presentar su libro a la flor y nata de Madrid. Allí estaba apoyándole Jesús Caldera, Magdalena Álvarez o Trinidad Jiménez y como un verso suelto el día de su cumpleaños apareció Jaime de Marichalar a desayunar con el clan de la ceja. No hubo tarta con 52 velitas ni tan siquiera se llevó el libro de regalo, el exconsorte de la infanta Elena se tomó el zumo de naranja, una pastita, café con leche y se marchó con la música a otra parte, dejando al mismísimo Bono disertando sobre su libro como Paco Umbral en sus mejores tiempos. El mismo espacio de lujo y glamour que albergó tantas citas entre la alta burguesía, también tuvo como invitado hace unos meses al eurodiputado de Podemos, Pablo Iglesias.
Entretanto, los más pudientes disfrutan del brunch dominica en el Ritz, un bufé que sustituye al desayuno y al almuerzo, ideal para los que se levantan tarde y quieren comenzar el día con una buena mesa. La oferta culinaria abarca desde marisco hasta platos de cuchara; del sushi japonés a embutidos de Jabugo. El horario habitual de la cita es de las 13:30 a las 15:30 horas.
La terraza del Ritz y el sabor de la Belle Epoque se convierte en un marco que nos traslada a las costumbres de los países anglosajones. El brunch procede de las palabras inglesas breakfast (desayuno) y lunch (comida). Unos dicen que la idea surgió en Nueva York para combatir la resaca del fin de semana. Otras teorías apuntan a los campesinos norteamericanos, que ahorraban tiempo en la cocina al unir ambas comidas.
El desayuno de Marichalar en el Ritz
Jaime de Marichalar es uno de los prototipos habituales a este tipo de desayunos en el Hotel Ritz . Así -en su día-, el consejero de Loewe escuchó atentamente el discurso de Ana Pastor. Naturalmente este tipo de desayunos con mensaje de “mitin” se celebran a primera hora de la mañana con su zumo de naranja y café con pastas. En aquella ocasión en el desayuno coincidió con Alberto Ruiz-Gallardón; Miguel Arias Cañete; Romay Beccaría, y Javier Fernández-Lasquetty, entre otros políticos y empresarios. Por supuesto, en la cita se arremetió duramente contra Pérez Rubalcaba. El papá de Froilán desayunó encantado de la vida y se sintió como pez en el agua. Así las cosas, Marichalar acude a desayunar con la derecha y con la izquierda; las malas lenguas murmuran que a él lo que realmente le gustaría es mojar el churro en chocolate con leche y cantar “las tardes del Ritz”:
(…) tras el té suelo hacer mil locuras
con un galán que está loco por mí. Juntos a bailar salimos, nos enlazamos con pasión y al final tengo yo que decirle toda llena de miedo y rubor: ¡Ay, no por Dios, no me apriete usted así! ¡Ay, por favor, que me siento morir! tenga usted en cuenta que mira mamá y si se fija nos regañará. ¡Ay, suélteme, no me oprima usted más, pues le diré, si me quiere asustar, que soy cardiaca y por esta razón no debo llevarme ninguna emoción. Las mamás cotorreando toman el té sin advertir que en el salón, al bailar, las parejas se hablan de amor con atroz frenesí. A las tres o cuatro danzas suele crecer nuestra ilusión, y las niñas a coro decimos rebosantes de satisfacción: ¡Ay, yo no sé lo que me pasa a mí, pero ya ve que me siento feliz, siga apretando aunque mire mamá que si se irrita ya se calmará! ¡Ay, qué placer es bailar el fox-trot con un doncel que nos hable de amor! Aunque cien años llegara a vivir yo no olvidaría las tardes del Ritz.
Informa Alfredo Muñiz.